Un estudio en Scientific Reports muestra el potencial de las observaciones de microondas pasivas desde satélites para estimar el grosor y el volumen invernal del hielo marino ártico.
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El hielo marino, formado por el congelamiento del agua de mar, cubría la mayor parte del cuenco Ártico durante la mayor parte del año, hasta principios de este siglo. Sin embargo, desde finales de los años 1970, el hielo marino del Ártico se está derritiendo progresivamente, sobre todo en verano, como lo revelaron las mediciones satelitales del hielo mediante microondas pasivas.
Estas observaciones muestran una reducción de más del 10% por década en la superficie estival del hielo marino, equivalente a más de cinco veces la superficie de Francia desde 1979. Este deshielo, reproducido por los modelos climáticos, se atribuye a la emisión de CO2 procedente de actividades humanas.
Sin embargo, la medición de la superficie no revela nada sobre el grosor del hielo, lo cual permitiría una mejor comprensión del deshielo, y sobre todo, la determinación del volumen del hielo marino.
Las estimaciones del grosor del hielo marino se obtienen desde el espacio mediante altímetros (lidar y radar), pero estas observaciones no están disponibles de manera continua en períodos prolongados; y hasta ahora, sólo las simulaciones numéricas provenientes de modelos físicos estiman el volumen del hielo marino ártico, con una incertidumbre del orden del 50%.
El estudio en el que está involucrado notablemente el Laboratorio de Estudio de la Radiación y de la Materia en Astrofísica y Atmósferas - LERMA del Observatorio de París - PSL, muestra el potencial de las observaciones de microondas pasivas desde el satélite para estimar el grosor y el volumen invernal del hielo marino ártico. El método se basa en un algoritmo de inteligencia artificial, entrenado con datos de lidar sobre el grosor del hielo, y aprovecha la longitud de las series temporales de las observaciones de microondas.
Los grosores de hielo obtenidos y los volúmenes de hielo marino resultantes concuerdan con las simulaciones de los últimos 30 años: ambas fuentes coinciden mejor de lo esperado en cuanto a los volúmenes de hielo, y son cercanas en términos de las tendencias del volumen de hielo y sus cambios de año en año.
Así, los datos satelitales de microondas pasivas permiten reducir sustancialmente las incertidumbres sobre el volumen del hielo marino ártico y su evolución, y deberían mejorar la precisión de las previsiones sobre el futuro del hielo marino.