Un cometa llegado de otro lugar está atravesando actualmente nuestro Sistema Solar proyectando inmensas columnas de hielo y polvo hacia el Sol. Este objeto interestelar, denominado 3I/ATLAS, ofrece a los astrónomos una oportunidad única para estudiar un cuerpo procedente de otro sistema planetario.
Nuevas imágenes capturadas por el telescopio gemelo de dos metros del observatorio del Teide revelan un espectacular chorro que se extiende casi 10.000 kilómetros desde la superficie del cometa. Este fenómeno, típico de los cometas cuando se acercan al Sol, ocurre cuando las regiones expuestas a la estrella se calientan rápidamente, provocando la sublimación de los hielos bajo la superficie. Los gases así liberados perforan la corteza cometaria y escapan violentamente al espacio, formando estos impresionantes géiseres cósmicos.
Imagen compuesta del cometa 3I/ATLAS mostrando su núcleo central y un chorro de material extendiéndose hacia el Sol Crédito: International Gemini Observatory/NOIRLab/NSF/AURA/K. Meech (IfA/U. Hawaii) / Procesamiento de imagen: Jen Miller & Mahdi Zamani (NSF NOIRLab) Recuadro: Teide Observatory, M. Serra-Ricart, Light Bridges
Este chorro particular, observado por primera vez el 2 de agosto pasado, resulta de la combinación de 159 exposiciones de 50 segundos cada una. Según los análisis, estaría compuesto principalmente de dióxido de carbono y partículas de polvo, similares a las detectadas previamente por el telescopio espacial James Webb. La composición química de estos eyectados proporciona pistas valiosas sobre las condiciones que reinaban en el sistema estelar de origen del cometa, mucho antes de su llegada a nuestro vecindario cósmico.
La trayectoria de 3I/ATLAS la conduce actualmente hacia su punto más cercano al Sol, que alcanzará el 30 de octubre. En esa fecha, se situará a aproximadamente 1,8 unidades astronómicas de la Tierra, es decir, casi el doble de la distancia Tierra-Sol. Esta proximidad relativa permitirá a astrónomos aficionados equipados con pequeños telescopios observar directamente a este visitante interestelar antes de que desaparezca definitivamente en las profundidades del Sistema Solar exterior.
El comportamiento de este cometa se asemeja extrañamente al de los cometas nativos de nuestro Sistema Solar, como C/2020 F3 NEOWISE que fue visible a simple vista en 2020. Esta similitud sugiere que los procesos físicos que gobiernan la actividad cometaria podrían ser universales, aplicándose de la misma manera independientemente del sistema estelar de origen de los cometas. El descubrimiento de estos objetos interestelares abre así nuevas perspectivas para comprender la formación y evolución de los sistemas planetarios en nuestra galaxia.
Observación del cometa 3I/ATLAS por el telescopio Gemini Sur mostrando su estructura y actividad Crédito: International Gemini Observatory/NOIRLab/NSF/AURA/Shadow the Scientist. Procesamiento de imagen: J. Miller & M. Rodriguez (International Gemini Observatory/NSF NOIRLab)/T.A. Rector (University of Alaska Anchorage/NSF NOIRLab)/M. Zamani (NSF NOIRLab)
El fenómeno de los chorros cometarios
Los chorros cometarios representan uno de los espectáculos más dinámicos del Sistema Solar. Se forman cuando el calor solar transforma directamente el hielo en gas, un proceso llamado sublimación. Esta transformación crea una presión bajo la superficie del cometa que finalmente encuentra puntos débiles para escapar violentamente.
La dirección de estos chorros siempre está orientada hacia el Sol porque es la cara iluminada la que recibe más energía. La composición de los materiales eyectados varía según la distancia al Sol: a gran distancia, escapan principalmente gases volátiles como el monóxido de carbono, mientras que cerca de la estrella, compuestos más refractarios se unen al espectáculo.
El estudio de estos chorros permite investigar la superficie de los núcleos cometarios identificando las zonas activas. Los astrónomos pueden así determinar el período de rotación del cometa y estimar la proporción de diferentes hielos en su composición. Cada chorro cuenta una parte de la historia del cometa y de las condiciones de su formación.
La morfología de los chorros evoluciona con la rotación del núcleo, creando estructuras complejas que a veces se extienden decenas de miles de kilómetros. Algunos materiales permanecen en la cabellera del cometa mientras que otros, impulsados por el viento solar, forman la cola característica que puede extenderse millones de kilómetros.
Los visitantes interestelares
Los objetos interestelares como 3I/ATLAS son mensajeros llegados de otros sistemas estelares. Su trayectoria hiperbólica delata su origen externo al Sistema Solar, distinguiéndolos de los cometas y asteroides nativos de nuestro sistema planetario. Su reciente descubrimiento abre una nueva ventana a la diversidad de mundos en nuestra galaxia.
Estos viajeros cósmicos se forman en sistemas planetarios lejanos antes de ser eyectados por interacciones gravitacionales con planetas gigantes. Su viaje a través del espacio interestelar puede durar millones, incluso miles de millones, de años antes de que atraviesen brevemente nuestro Sistema Solar. Cada visitante trae consigo información única sobre la química y física de su sistema de origen.
El estudio de su composición revela diferencias a veces sorprendentes con los objetos de nuestro sistema. Algunos presentan relaciones isotópicas inusuales o abundancias químicas distintas, testimoniando condiciones de formación diferentes. Estas variaciones ayudan a los científicos a entender cuántos tipos de sistemas planetarios pueden existir en la Vía Láctea.
La detección de estos objetos sigue siendo un desafío técnico porque su paso es generalmente breve y su luminosidad débil. Los próximos grandes observatorios como el Vera Rubin Observatory deberían permitir descubrir muchos más, transformando nuestra comprensión de la frecuencia y naturaleza de estos viajeros interestelares.