Por Justin Stebbing - Profesor de Ciencias Biomédicas, Universidad Anglia Ruskin
Un
nuevo y fascinante estudio fue publicado en noviembre de 2024 en el
Journal of Clinical Investigation. Sus resultados revelan que el virus SARS-CoV-2, causante de la pandemia de COVID-19, podría avanzar en la lucha contra los cánceres.
Aclaremos de entrada que este sorprendente descubrimiento, basado en investigaciones realizadas con ratones, no significa en absoluto que debamos buscar infectarnos intencionalmente con COVID-19... Sin embargo, arroja luz sobre las complejas interacciones que existen entre el sistema inmunológico y las células cancerosas, y abre nuevas vías para eliminarlas.
La importancia del sistema inmunológico en la lucha contra el cáncer está respaldada por
numerosos datos. Este es un campo de gran interés (al que contribuyo a través de
mis propias investigaciones), y, hoy en día, una gran cantidad de fármacos apuntan al sistema inmunológico para liberar su potencial antitumoral.
Los autores del estudio publicado en el
Journal of Clinical Investigation se enfocaron en un tipo particular de células inmunitarias, los glóbulos blancos llamados monocitos. Estos desempeñan un papel crucial en la defensa del organismo contra las
infecciones. Sin embargo, en los
pacientes con cáncer, las células tumorales a veces pueden desviar los monocitos y utilizarlos a su favor
para protegerse del sistema inmunológico, favoreciendo así la enfermedad.
Sin embargo, los investigadores descubrieron que una infección grave por el coronavirus SARS-CoV-2 provoca que el organismo produzca un tipo particular de monocito con propiedades anticancerígenas únicas. Estos monocitos "inducidos" durante la enfermedad están específicamente "entrenados" para atacar el virus, pero también conservan su capacidad de combatir las células cancerosas.
Para comprender este mecanismo, es necesario fijarse en el material genético del virus SARS-CoV-2, el ácido ribonucleico o ARN. Los científicos descubrieron que los monocitos inducidos tras la infección poseen en su superficie un receptor especial capaz de unirse de manera efectiva a una secuencia específica del ARN del coronavirus SARS-CoV-2. Según la analogía utilizada por Ankit Bharat, uno de los investigadores de la Universidad Northwestern de Chicago (EE.UU.), quien participó en este trabajo: "Si consideramos al receptor del monocito como una cerradura, el ARN del coronavirus es la llave que encaja perfectamente en ella."
Resultados notables
Para probar si estas células realmente podrían tener un efecto sobre el cáncer, el equipo de investigación realizó experimentos en ratones con diversos tipos de cánceres avanzados (etapa 4), como melanomas, cánceres de pulmón, mama y colon.
Administraron a los roedores una sustancia que desencadena una respuesta inmunitaria que imita la respuesta del sistema inmune ante una infección grave por SARS-CoV-2, induciendo así la producción de estos monocitos especiales en sus organismos. Los resultados fueron notables: en los cuatro tipos de cáncer estudiados, los tumores comenzaron a
encogerse.
Mientras que los tumores, como hemos visto, pueden "convertir" a los monocitos convencionales en células protectoras, estos monocitos inducidos conservaron sus propiedades anticancerígenas. Además, lograron migrar hacia los sitios tumorales, un logro que la mayoría de las células inmunitarias no puede realizar.
Una vez allí, activaron linfocitos NK (
Natural killer), células inmunitarias capaces de destruir células tumorales o infectadas. Estos linfocitos NK atacaron las células cancerosas, provocando la reducción de los tumores. Este mecanismo es particularmente emocionante, ya que abre la puerta a un
nuevo enfoque para combatir el cáncer.
¿Una alternativa a las inmunoterapias convencionales?
En la actualidad, médicos e investigadores tienen grandes esperanzas en las inmunoterapias contra el cáncer. Estos tratamientos buscan estimular el sistema inmunitario para que elimine por sí mismo a las células tumorales. Una categoría particular de células inmunes, los linfocitos T, desempeña un papel central en muchas de las inmunoterapias actualmente utilizadas.
Sin embargo, a pesar de los resultados prometedores, estas estrategias solo funcionan en el 20 al 40 % de los casos. A menudo fallan cuando el organismo del paciente no es capaz de producir suficientes linfocitos T funcionales. La
dependencia de los linfocitos T se considera actualmente una limitación importante de estos enfoques.
El nuevo mecanismo identificado por los investigadores de la Universidad Northwestern podría ofrecer un medio para prescindir de los linfocitos T al eliminar las células cancerosas, proporcionando potencialmente una solución para pacientes que no responden a las inmunoterapias convencionales.
Resultados que aún deben confirmarse en humanos
Es importante señalar que este estudio se realizó en ratones. Se deberán realizar ensayos clínicos para determinar si este mecanismo también existe en humanos. Es probable que así sea, ya que implica una vía que la mayoría de los cánceres utiliza para diseminarse en el organismo.
Estos resultados podrían tener implicaciones para la producción de vacunas. De hecho, las vacunas actuales contra COVID-19 tienen pocas probabilidades de activar este mecanismo, ya que no utilizan la secuencia completa del ARN del virus. Sin embargo, se podría considerar desarrollar otras capaces de estimular la producción de los monocitos anticancerígenos identificados en este trabajo.
El concepto de "inmunidad entrenada"
Las implicaciones de este estudio trascienden el COVID-19 y el cáncer. Revela cómo la respuesta de nuestro sistema inmunológico ante una amenaza específica puede llevarlo a volverse más eficiente contra otra. Este concepto, conocido como "inmunidad entrenada", es un campo de investigación fascinante que podría conducir a nuevas estrategias para tratar una amplia gama de enfermedades.
Sin embargo, es importante insistir en que este concepto no significa que las personas deban buscar contraer COVID-19. Infectarse con esta enfermedad no constituye un medio para combatir el cáncer. Además, una infección grave por el coronavirus SARS-CoV-2 puede ser letal y tener
graves consecuencias a largo plazo para la salud. Por último, contraerlo puede ser
particularmente peligroso para los pacientes con cáncer, como lo he
descrito en mis propios trabajos.
La valiosa información proporcionada por estos estudios podría llevar al desarrollo de tratamientos más seguros y específicos en el futuro. Aunque aún queda mucho por hacer para lograrlo, ya permiten comprender mejor la compleja relación que existe entre los virus, el sistema inmunitario y el cáncer.
Mientras seguimos enfrentando las consecuencias de la pandemia de COVID-19, incluidos los casos de COVID prolongado, y las infecciones por SARS-CoV-2 continúan, estos resultados destacan la inmensa importancia de la investigación básica, que amplía nuestra comprensión de la biología humana y las enfermedades, abriendo el camino hacia avances médicos a veces inesperados.