La dieta cetogénica (o dieta keto) se presenta a menudo como una solución milagrosa para perder peso y mejorar la salud metabólica. Sin embargo, detrás de esta creciente popularidad se esconden interrogantes sobre sus efectos a largo plazo. Un reciente estudio científico arroja nueva luz sobre esta práctica alimentaria que modifica profundamente nuestro funcionamiento interno.
Los investigadores de la Universidad de Utah realizaron un experimento exhaustivo con ratones sometidos a diferentes dietas alimentarias durante nueve meses. Compararon los efectos de una alimentación rica en grasas de tipo occidental, una dieta baja en grasas y la dieta cetogénica tradicional donde casi todas las calorías provienen de los lípidos. El equipo midió la evolución del peso corporal, la composición de las grasas sanguíneas, la acumulación de grasa en el hígado, así como los niveles de azúcar e insulina en la sangre.
Imagen de ilustración Pexels
Los resultados muestran que la dieta cetogénica efectivamente permitió limitar el aumento de peso en los ratones, en comparación con la dieta occidental rica en grasas. Los animales que siguieron esta dieta mantuvieron un peso corporal significativamente más bajo, pero con un aumento de masa principalmente debido a las grasas en lugar de los músculos. Esta observación confirma la eficacia de la dieta para el control ponderal, pero oculta consecuencias más preocupantes que se manifestaron progresivamente.
A pesar de esta aparente ventaja, aparecieron complicaciones metabólicas severas en los ratones alimentados con la dieta cetogénica. La acumulación de grasas en el hígado, conocida como esteatosis hepática, se volvió particularmente marcada. Esta condición generalmente se asocia con trastornos metabólicos relacionados con la obesidad. Los investigadores notaron diferencias notables entre machos y hembras, los primeros desarrollando una esteatosis hepática severa mientras que las segundas parecían protegidas de este efecto.
Otro aspecto preocupante concierne la regulación del azúcar en sangre. Después de dos a tres meses de dieta cetogénica, los ratones presentaban niveles bajos de glucosa e insulina. Sin embargo, cuando recibían una pequeña cantidad de carbohidratos, su respuesta estaba completamente alterada. Su glucemia subía muy alto y permanecía elevada durante mucho tiempo, lo que representa un riesgo para la salud. Las células del páncreas responsables de la producción de insulina mostraban signos de estrés y no funcionaban correctamente.
Los investigadores explican que cuando el organismo está constantemente expuesto a niveles elevados de grasas, las células pancreáticas sufren un estrés que afecta su capacidad para producir y liberar insulina. Este descubrimiento podría explicar por qué la regulación del azúcar en sangre se vuelve problemática después de un largo período de dieta cetogénica. Afortunadamente, estos problemas parecen reversibles cuando se suspende la dieta, lo que deja entrever una posibilidad de volver a la normalidad.
Molly Gallop, quien dirigió esta investigación, subraya que la mayoría de los estudios previos se habían centrado en los efectos a corto plazo de la dieta cetogénica. Ella anima a cualquier persona que considere este tipo de alimentación a consultar con un profesional de la salud previamente. Aunque estos trabajos se realizaron con ratones, ponen de relieve riesgos metabólicos hasta ahora poco explorados que merecen una atención particular.
El fenómeno de la cetosis
La cetosis es un estado metabólico particular que el cuerpo alcanza cuando carece de carbohidratos. Normalmente, nuestro organismo utiliza el azúcar como principal fuente de energía, pero cuando se ve privado de ella, debe encontrar una alternativa. El hígado entonces comienza a producir cuerpos cetónicos a partir de las grasas almacenadas, que se convierten en el combustible principal del cerebro y otros órganos.
Este mecanismo de supervivencia se asemeja a lo que ocurre durante un ayuno prolongado. El cuerpo recurre a sus reservas lipídicas para mantener sus funciones vitales. En el marco de la dieta cetogénica, esta situación se provoca voluntariamente limitando severamente la ingesta de carbohidratos mientras se aumenta considerablemente el consumo de lípidos. El objetivo es mantener el organismo en estado de cetosis permanente.
Los cuerpos cetónicos circulan en la sangre y son utilizados por las células como fuente de energía. Este proceso explica por qué la dieta cetogénica puede ayudar a perder peso, ya que fuerza al cuerpo a quemar sus reservas grasas. Sin embargo, esta adaptación metabólica no está exenta de consecuencias y puede alterar el equilibrio natural del organismo a largo plazo.
Es importante comprender que la cetosis es diferente de la cetoacidosis, una condición peligrosa que ocurre en diabéticos. La cetosis nutricional generalmente se considera segura a corto plazo, pero sus efectos prolongados son objeto de investigaciones exhaustivas para comprender mejor sus implicaciones en la salud general.