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🕷️ Descubren arañas de mar que viven... ¡gracias al metano!
Publicado por Redbran, Fuente: Proceedings of the National Academy of Sciences Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
No lejos de las costas de California y Alaska, tres especies inéditas de arañas de mar viven donde el metano escapa del fondo oceánico.
Lejos de ser hostiles a este gas de efecto invernadero, estas pequeñas criaturas de apenas un centímetro lo consumen indirectamente gracias a una asociación biológica sin precedentes. A estas profundidades, la vida no depende del Sol sino de los gases liberados por los sedimentos. Los investigadores descubrieron que las arañas de mar del género Sericosura albergan en su caparazón bacterias que transforman el metano en nutrientes.
Los huevos de las arañas son transportados por los machos, asegurando también la transmisión de las bacterias nutritivas. Crédito: Shana Goffredi/PNAS
Gracias a este pacto íntimo, las arañas no necesitan capturar presas. Simplemente pastan las bacterias que colonizan su propio esqueleto externo. Un comportamiento nunca antes observado en estos animales, según el equipo dirigido por Shana Goffredi, bióloga del Occidental College de Los Ángeles.
A diferencia de sus parientes depredadoras, estas arañas no tienen ganchos ni apéndices especializados para atrapar otros invertebrados. Sus herramientas de supervivencia se encuentran en su propio cuerpo: una granja en miniatura, constantemente regenerada por las burbujas de metano que emergen del subsuelo marino. El análisis isotópico de los tejidos confirma que el carbono procedente del metano está efectivamente integrado en su dieta.
La reproducción de estas arañas de mar revela otro aspecto de su íntima asociación con las bacterias. En estas especies, las hembras emiten sus huevos por pequeños orificios ubicados a la altura de las "rodillas". Los machos los recogen inmediatamente y los enrollan cuidadosamente alrededor de sus patas, formando una especie de brazaletes biológicos protectores.
Durante la incubación, los huevos permanecen en estrecho contacto con el exoesqueleto del macho, ya colonizado por bacterias metanotróficas. Este contacto directo permite que las jóvenes arañas, aún dentro de sus huevos, estén expuestas muy temprano a sus futuras fuentes de nutrición.
Una vez eclosionadas, las larvas heredan así no solo genes sino también microbios útiles, como un legado viviente. Estas bacterias pioneras, ya adaptadas al estilo de vida metanotrófico, se instalan inmediatamente en los jóvenes exoesqueletos, asegurándoles alimento desde sus primeros momentos.
Esta transferencia microbiana vertical, de padre a progenie, nunca antes se había observado en arañas de mar. Podría proporcionar un modelo inédito para estudiar la herencia del microbioma en otros animales, incluidos los humanos.
Esta simbiosis, ya conocida en gusanos tubícolas o esponjas, adopta aquí una forma inédita en un artrópodo. Nicole Dubilier, microbióloga del Max Planck Institute, destaca la precisión de esta asociación: aunque la mayoría de las bacterias son consumidas, su reproducción continúa gracias a este equilibrio estable.
Los investigadores creen que estas especies desempeñan un papel importante en la captura de metano submarino, impidiendo potencialmente su liberación a la atmósfera. Esto refuerza la idea de que las profundidades oceánicas albergan mecanismos naturales de regulación climática.
El descubrimiento recuerda la extrema localización de los ecosistemas profundos. Cada especie parece estar ligada a una zona muy específica.