Investigadores han identificado un grupo de células cerebrales en ratones que desempeñan un papel clave en la regulación del apetito. Estas neuronas, ubicadas en una región antigua del cerebro, podrían abrir el camino a nuevos enfoques para tratar la obesidad.
Este descubrimiento, publicado en la revista
Cell, arroja luz sobre un mecanismo cerebral complejo que integra múltiples señales relacionadas con la comida. Los científicos utilizaron técnicas innovadoras para estudiar estas neuronas, que podrían estar presentes en los humanos.
Un descubrimiento en el tronco encefálico
Las neuronas identificadas producen una hormona llamada colecistoquinina (CCK), conocida por su papel en la regulación del apetito. Ubicadas en el rafe dorsal, una zona del tronco encefálico, estas células reaccionan a diversos estímulos, como el olor, el sabor y la sensación de comida en el estómago.
Utilizando la optogenética, los investigadores activaron estas neuronas en ratones, lo que provocó una disminución y luego un cese en la ingesta de alimentos. Cuanto más intensa era la activación, más rápidamente los ratones dejaban de comer.
Un vínculo con los tratamientos actuales
Estas neuronas también responden a agonistas del receptor GLP-1, medicamentos utilizados para tratar la obesidad y la diabetes tipo 2. Esta similitud sugiere que estas células podrían ser objetivo para mejorar los tratamientos existentes.
Los investigadores estiman que modular la actividad de estas neuronas podría ayudar a controlar los hábitos alimentarios en personas con sobrepeso. Este enfoque podría complementar las terapias actuales basadas en el GLP-1.
Implicaciones potenciales para los humanos
Aunque estos estudios se realizaron en ratones, la ubicación de estas neuronas en el tronco encefálico, una región conservada en todos los vertebrados, sugiere que también podrían existir en los humanos.
Este descubrimiento abre nuevas perspectivas para comprender los mecanismos de la saciedad. También podría conducir a tratamientos más específicos para combatir la obesidad, un problema de salud global que afecta a más de mil millones de personas.
Para profundizar: ¿Cómo influye el tronco encefálico en el apetito?
El tronco encefálico es una estructura antigua del cerebro que regula funciones vitales como la respiración y la digestión. Recibe señales del estómago y los intestinos para ajustar el apetito en tiempo real, independientemente de las regiones cerebrales involucradas en decisiones conscientes.
Estudios muestran que ciertas células del tronco encefálico reaccionan inmediatamente a los nutrientes ingeridos. Pueden desencadenar una sensación de saciedad incluso antes de que la comida sea completamente digerida, lo que ayuda a limitar el consumo excesivo de alimentos y a mantener un equilibrio energético.
En los humanos, un mal funcionamiento de estos mecanismos podría favorecer comportamientos alimentarios excesivos o insuficientes. Comprender con precisión el papel del tronco encefálico podría permitir desarrollar tratamientos específicos contra la obesidad y otros trastornos metabólicos.
¿Qué es la optogenética y cómo se utiliza en neurociencias?
La optogenética es una técnica que permite activar o inhibir neuronas mediante la luz. Se introducen proteínas sensibles a la luz, llamadas opsinas, en las células cerebrales, lo que hace que su actividad sea controlable mediante impulsos luminosos.
En el estudio sobre la regulación del apetito, la optogenética permitió activar específicamente las neuronas que producen colecistoquinina. Esta estimulación provocó un cese rápido de la ingesta de alimentos, confirmando su papel central en la sensación de saciedad.
Este método ofrece un control preciso y reversible de la actividad neuronal, a diferencia de las técnicas químicas o eléctricas. Se utiliza ampliamente para explorar circuitos cerebrales involucrados en funciones complejas como el apetito, la memoria o las emociones.