Cada minuto se compran un millón de botellas de agua en el mundo. Esta cifra, ya de por sí impresionante, sigue creciendo. Sin embargo, los impactos de esta práctica en la salud y el medio ambiente son cada vez más alarmantes.
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El acceso al agua potable sigue siendo una necesidad para dos mil millones de personas en el mundo. Pero para algunas otras, el consumo de agua embotellada obedece más a la comodidad que a la necesidad. Esta elección suele estar motivada por una percepción errónea de su superioridad en términos de salud.
Los investigadores de Weill Cornell Medicine en Catar cuestionan esta creencia. Contrariamente a la creencia popular, el agua embotellada no siempre es más segura que el agua del grifo. De hecho, a menudo escapa a las mismas normas de seguridad.
Las botellas de agua, especialmente si se almacenan durante mucho tiempo o se exponen al calor, pueden liberar sustancias tóxicas como los ftalatos o el bisfenol A, así como microplásticos. Estos compuestos pueden tener efectos nocivos a largo plazo, afectando la salud cardiovascular o aumentando los riesgos de diabetes.
El agua embotellada tampoco está exenta de consecuencias para el medio ambiente. Las botellas plásticas representan el 12 % de los contaminantes oceánicos. Solo el 9 % son recicladas, el resto acaba en vertederos o en los océanos. El impacto ambiental no se limita a los desechos: la fabricación de botellas de plástico también contribuye de manera significativa a las emisiones de gases de efecto invernadero. El costo ambiental de esta práctica es enorme.
Se han hecho algunos esfuerzos para promover el agua potable en los espacios públicos. Sin embargo, las iniciativas actuales siguen siendo insuficientes para contrarrestar el auge de los plásticos de un solo uso.
Los autores de este estudio abogan por una mayor intervención gubernamental. Las campañas de sensibilización podrían fomentar el consumo de agua del grifo, una opción más ecológica y igual de segura para la salud. El abandono progresivo del agua embotellada no solo podría reducir los costos ambientales, sino también mejorar la salud pública. Es urgente replantear nuestros hábitos de consumo.
¿Por qué los microplásticos son peligrosos para la salud?
Los microplásticos, estas partículas de plástico de menos de 5 mm, están presentes en nuestro entorno. Se encuentran, en particular, en el agua embotellada. Su ingestión regular por parte del ser humano genera muchas preocupaciones.
Estas partículas pueden causar estrés oxidativo, provocando desequilibrios en el sistema inmunológico. También se sospecha que afectan el metabolismo de los lípidos en la sangre, aumentando así los riesgos de enfermedades cardiovasculares.
Los microplásticos, además de ser difíciles de eliminar de nuestro organismo, suelen estar asociados a otros productos químicos peligrosos, como los disruptores endocrinos. Sus efectos a largo plazo siguen siendo en gran medida desconocidos, pero podrían tener graves consecuencias para la salud humana y animal.