El lenguaje común entre perros y humanos 🐶

Publicado por Adrien,
Fuente: Instituto Pasteur
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¿Cómo pueden entenderse especies tan alejadas como los perros y los humanos?

Un reciente estudio, publicado en Plos Biology, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Ginebra y del Instituto de la Audición, centro del Instituto Pasteur, revela que ambos se encuentran a mitad de camino en sus diferencias para comunicarse entre sí.

A partir de sus resultados, los investigadores plantean la hipótesis de que los perros y los humanos se han coadaptado para poder comunicarse. La comparación con otros cánidos no domesticados por los humanos, como los lobos, permitiría saber qué habilidades lingüísticas del perro se deben a su genética y cuáles a su socialización.


Imagen de Pixabay para ilustración

Tener un propio ritmo de habla ofrece ventajas a una especie: puede evitar depredadores o reconocer a los miembros de su misma especie, incluidos posibles compañeros. Pero a veces puede ser útil saber adaptarse a un ritmo ajeno para entender lo que otros dicen, ya sea de manera competitiva "escuchando a escondidas" o de manera colaborativa, como ocurre entre perros y humanos.

En este estudio, los investigadores destacaron la adaptación de los perros y los humanos que permite la comunicación a través de las barreras entre especies.

Cambiar la voz al hablar con su perro es un proceso natural y útil. Eloïse Déaux, investigadora en comportamiento animal y neurociencia en la Universidad de Ginebra, analizó con su equipo cientos de vocalizaciones provenientes de perros y humanos.

Según sus resultados, los perros tienen un ritmo de vocalización más lento que los humanos. Y cuando una persona se dirige a un perro, el ritmo de habla está a medio camino entre los dos. "Los humanos ralentizan sus elocuciones cuando se dirigen a sus mascotas; es una modificación que los acerca al ritmo vocal propio del perro y podría facilitar la comprensión," explica Eloïse Déaux.

¿Cómo explicar esta diferencia entre humanos y perros? Para la investigadora, la respuesta no se encuentra únicamente en la anatomía, sino también en los mecanismos cerebrales, más específicamente en las ondas cerebrales, esos patrones eléctricos en el cerebro que resultan de la actividad sincrónica de las neuronas.

"El estudio del papel de las oscilaciones cerebrales en la percepción del habla es relativamente reciente, incluso en los humanos," declara Anne-Lise Giraud, profesora en neurociencia de la Universidad de Ginebra y directora del Instituto de la Audición, centro del Instituto Pasteur, impulsora del proyecto. "Aplicarlo a nuestros compañeros de cuatro patas no es algo trivial." Para estudiar las oscilaciones cerebrales en los cánidos, los investigadores adaptaron protocolos de electroencefalografía (EEG) no invasivos. Los participantes, humanos y perros, están expuestos a estímulos auditivos y se mide su actividad cerebral en respuesta a ellos.

Las ondas cerebrales se clasifican según su frecuencia: las ondas delta tienen una frecuencia de entre 0.5 y 4 Hertz (Hz), mientras que las ondas theta se ubican entre 4 y 7 Hz. También se distinguen por su participación en los mecanismos cognitivos. En el caso del lenguaje humano, por ejemplo, las ondas gamma se asocian al codificado de los fonemas (los sonidos del habla), las ondas theta a la silabificación y las ondas delta a la entonación (también llamada prosodia).

"Hemos estudiado la correlación, o similitud, entre la señal acústica y las oscilaciones del EEG," explica Anne-Lise Giraud. El resultado: "En los humanos, las ondas theta que componen la señal del EEG se ajustan a la envolvente acústica, mientras que en los perros lo hacen las ondas delta." Para demostrar que las oscilaciones medidas por el EEG juegan un papel en la percepción de las señales auditivas, los científicos verificaron que estas señales fueran bien entendidas por los participantes.

En los humanos, es fácil evaluar la inteligibilidad de un estímulo auditivo: la persona es capaz de reportar su comprensión de manera oral o escrita. En el perro, es diferente. "Hemos utilizado un lenguaje dirigido a los perros compuesto de órdenes en lugar de felicitaciones, para medir objetivamente la inteligibilidad de los estímulos para el perro a través de la ejecución de diversas órdenes," explica Eloïse Déaux. Un enfoque novedoso que permite trazar un paralelo entre el comportamiento, la comprensión y los mecanismos cerebrales.

Gracias a este enfoque, se pueden probar los límites de inteligibilidad de las señales acústicas en humanos y perros: los investigadores modifican las frases para acelerar o ralentizar su ritmo. También emiten señales sin contenido o sin prosodia. Eloïse Déaux explica su método: "Para obtener la condición sin contenido, por ejemplo, invertimos la grabación de la orden del dueño. Así, 'sentado' se convierte en algo como 'otadetnse'. Luego, volvemos a invertir la prosodia para que se corresponda con la del estímulo original."

Según los resultados de los científicos, los perros no responden a órdenes que tienen un ritmo demasiado rápido. Son, por tanto, capaces de procesar el lenguaje humano, pero solo si este se encuentra en la banda delta, entre 1 y 3 Hz. Además, la pérdida de contenido también influye en la comprensión de los perros: solo con la prosodia, la inteligibilidad de las órdenes es más baja que en condiciones normales.

"Nuestro estudio desmonta así el mito de que los perros son sensibles únicamente a nuestra entonación, la prosodia. Para que comprendan lo que decimos, el contenido fonológico es importante, pero a diferencia de los humanos, la sílaba no es el ladrillo básico de su comprensión." indica la investigadora.

Además, y esto es lo crítico, los resultados muestran que la comprensión y las oscilaciones están íntimamente vinculadas. Cuanto mejor siguen las oscilaciones theta en los humanos, y las delta en los perros, la envolvente de la señal, mayor es el nivel de comprensión.

A partir de sus resultados, los investigadores plantean la hipótesis de que los perros y los humanos se han coadaptado para poder comunicarse. Pero, ¿se debe este comportamiento únicamente a la relación especial entre las dos especies? "Sería interesante observar a otros animales con los que interactúa el ser humano - vacas, ovejas, cerdos... - para ver si han desarrollado la misma facultad de adaptación, y si el ser humano reduce su ritmo de habla para hablar con ellos," anotan las dos investigadoras.

La comparación con otros cánidos no domesticados por los humanos, como los lobos, permitiría saber qué habilidades lingüísticas del perro se deben a su genética y cuáles a su socialización. El grupo de interés especial (SIG) Canid Cognition del NCCR Evolving Language, una iniciativa de Klaus Zuberbühler (UniNE), Martin Meyer (UZH) y Anne-Lise Giraud, podría proporcionarnos más información sobre este tema en un futuro cercano.

"Un mejor conocimiento de los mecanismos cerebrales del perro nos permitirá adquirir conocimiento sobre los humanos y nuestra evolución, ya que es una especie que ha evolucionado de manera muy distinta a nosotros, y también mejorar las técnicas de educación para nuestros amigos de cuatro patas," concluye Eloïse Déaux.

Referencias:
Dog-human vocal interactions match dogs' sensory-motor tuning, Plos Biology, 1er de octubre de 2024
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