En la costa Este de Inglaterra, un misterio de más de 4,000 años sigue intrigando a los investigadores. El "Seahenge", un círculo de madera de la Edad del Bronce, ha sido recientemente reexaminado, sugiriendo que podría haber sido construido para contrarrestar un período de frío extremo y devolver temperaturas más benignas.
Plano de Holme I (según Brennand & Taylor, 2003)
Este monumento, compuesto por 55 troncos de roble formando un círculo de 7,5 metros de diámetro alrededor de un tocón de roble invertido, ha suscitado diversas hipótesis desde su descubrimiento. Algunos pensaban que se trataba de un memorial para una persona importante o de un sitio de "cielo abierto" para funerales celestes.
David Nance, arqueólogo de la Universidad de Aberdeen, propone una nueva teoría: estos círculos habrían sido erigidos para prolongar el verano, en respuesta a inviernos rigurosos y primaveras tardías que estresaban a las sociedades costeras de la época. Esta hipótesis se refuerza por las condiciones climáticas severas conocidas en ese período.
Nance ha estudiado las dos estructuras de Seahenge, Holme I y Holme II, utilizando la dendrocronología para datar los árboles talados en la primavera del 2049 a.C. El círculo principal parece estar alineado con el amanecer en el solsticio de verano, evocando rituales destinados a prolongar la temporada estival.
La construcción de Seahenge quedó expuesta a la erosión en 1998, revelando este sitio a los medios británicos que lo compararon con el famoso Stonehenge. La excavación completa en 1999 fue controvertida, algunos estimando que el monumento debería haberse dejado en su lugar.
Los estudios muestran que el círculo de madera antiguo, apodado "Seahenge", fue construido en 2049 a.C. Fue excavado de un pantano salado cerca de una playa en la costa este de Inglaterra en 1999. Crédito: Holmes Garden Photos/Alamy
Un segundo círculo de madera, Holme II, se dejó sin cambios para monitorear la erosión. Las investigaciones actuales se benefician de datos climáticos precisos, permitiendo establecer vínculos entre los sitios arqueológicos y los cambios climáticos.
Investigadores como Brian Fagan y Stefan Bergh ven en este nuevo estudio un enfoque original e imaginativo que abre perspectivas sobre las creencias y los rituales de los pueblos de la Edad del Bronce.