Una de cada diez mujeres tiene dificultades para conciliar el sueño durante el embarazo. Las razones son múltiples y a menudo complejas. ¿Cuáles son las consecuencias para el desarrollo del bebé?
El sueño de las futuras madres podría influir en el desarrollo cerebral de los niños. Un estudio reciente sugiere que noches demasiado cortas pueden afectar las capacidades cognitivas y comportamentales de los bebés.
El embarazo provoca alteraciones hormonales importantes que impactan directamente en la calidad del sueño. Desde el primer trimestre, la progesterona, una hormona clave del embarazo, aumenta considerablemente, provocando una marcada somnolencia diurna. Paradójicamente, esta misma hormona puede desregular el ciclo del sueño nocturno, generando insomnio.
Estos trastornos suelen verse exacerbados por la ansiedad, frecuente en las futuras madres, y por los malestares físicos que se intensifican con el paso de los meses: dolores lumbares, calambres musculares o la necesidad frecuente de orinar. Estas incomodidades físicas fragmentan las noches, contribuyendo así a una fatiga crónica difícil de manejar.
Sin embargo, según investigadores chinos, un sueño insuficiente durante el embarazo podría ocasionar diversos problemas para el niño, incluyendo retrasos en el desarrollo neurológico. El Dr. Peng Zhu, autor principal del estudio, subraya la importancia de monitorear la calidad del sueño de las mujeres embarazadas.
Para realizar su análisis, los científicos examinaron los datos de 7.059 dúos madre-hijo. Esta investigación, llevada a cabo entre 2015 y 2021, permitió seguir el sueño de las mujeres embarazadas y evaluar el desarrollo neurológico de sus hijos, de entre seis meses y tres años de edad.
Los resultados son preocupantes: dormir menos de siete horas por noche durante el embarazo se asocia fuertemente con trastornos cognitivos, emocionales y de comportamiento en el niño. De hecho, la falta prolongada de sueño puede alterar el metabolismo de la glucosa en la madre, provocando una mala regulación de la insulina.
Estas perturbaciones metabólicas tienen repercusiones directas en el feto, afectando su desarrollo neurológico en etapas críticas de la gestación.
Una distinción interesante surge entre los sexos. Los niños parecen más vulnerables a los efectos de un sueño materno insuficiente. Esta observación fue corroborada por análisis de sangre, que revelaron niveles más altos de péptido C, correlacionados con retrasos en el desarrollo. Las niñas, por el contrario, no presentan el mismo riesgo. Los investigadores sugieren que los factores hormonales y metabólicos influyen de manera diferente en el desarrollo cerebral según el sexo del niño.
El estudio del impacto del sueño materno en el desarrollo neurológico de los niños podría abrir nuevas perspectivas para unas prácticas prenatales más saludables. Los resultados invitan a una mayor conciencia sobre la importancia de la calidad del sueño durante el embarazo.