Los agujeros negros microscópicos, remanentes de los primeros instantes del Universo, podrían constituir una parte significativa de la materia cósmica. Un estudio reciente sugiere que incluso podrían devorar a las estrellas desde el interior.
Una pregunta ha intrigado a los científicos por mucho tiempo: ¿qué es la materia oscura, esa sustancia misteriosa que representa el 85% de la masa del Universo, pero es invisible porque no interactúa con la luz? Entre las hipótesis exploradas, la de la presencia de agujeros negros primordiales, formados justo después del Big Bang, captura especialmente la atención.
Estos agujeros negros primordiales, que pueden variar desde una masa equivalente a la de una partícula de polvo hasta varias miles de veces la del Sol, están en el centro de un estudio publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. Los investigadores examinan su impacto cuando quedan atrapados por las estrellas en formación.
Nicolas Esser, físico teórico de la Université Libre de Bruxelles y autor principal del estudio, explica que estos agujeros negros primordiales, por su interacción con los nubes de gas donde nacen las estrellas, podrían ser capturados por estas últimas. Su tamaño, menor que el de una gotita de niebla, y su masa, similar a la de un gran asteroide, les permiten ser atraídos por la gravedad de las estrellas nacientes.
La presencia de un agujero negro primordial en el interior de una estrella joven impide que esta viva normalmente. El agujero negro comienza a consumir la estrella desde el interior, alimentándose del hidrógeno que propicia la fusión nuclear en su corazón. Esta interacción podría incluso, según Esser, dar lugar a un disco de acreción formado por material estelar. El destino de la estrella, ya sea su absorción por el agujero negro o una explosión, aún está por determinarse.
La Gran Nebulosa de Orión, albergando numerosas regiones de formación de estrellas. Crédito: NASA/JPL-Caltech/STScI
Las estrellas viejas y al menos un 80% más masivas que nuestro Sol parecen ser particularmente vulnerables a esta destrucción, lo que lleva a una escasez de estrellas más grandes y antiguas en las galaxias donde estos agujeros negros primordiales estarían presentes. Este hallazgo podría ofrecer una explicación sobre la naturaleza de la materia oscura.
Las galaxias enanas son señaladas como el mejor lugar para observar este fenómeno, requiriendo una alta densidad de materia oscura y una velocidad lenta de los agujeros negros primordiales para que sean capturados por las estrellas en formación. Los telescopios Hubble y James Webb, así como el futuro telescopio Euclid, son mencionados como capaces de detectar este efecto.
Tal descubrimiento sería crucial, ofreciendo una prueba potencial de la existencia de los agujeros negros primordiales y contribuyendo a esclarecer el misterio de la materia oscura del Universo.