En Estados Unidos, un candidato se encontró frente a un avatar IA durante su entrevista de trabajo. Una experiencia que suscita preguntas inesperadas.
Jack Ryan, un especialista en marketing de San Diego, intentó recientemente obtener un puesto a través de una videoconferencia. Para su gran sorpresa, fue un avatar femenino, generado por inteligencia artificial, quien le hizo las preguntas sobre su trayectoria profesional.
Desarrollada por la start-up australiana Fairgo, esta IA está diseñada para garantizar una evaluación equitativa de los candidatos al reducir los sesgos humanos. Sin embargo, Jack Ryan encontró esta interacción desagradable, criticando la capacidad limitada de la IA para interpretar las emociones humanas.
Compartió sus dudas sobre la eficacia de este procedimiento. Para él, la ausencia de interacciones humanas en la contratación hace que la experiencia sea fría y deshumanizada. Este enfoque, según él, carece de matices esenciales para evaluar a un candidato de manera integral.
Fairgo, sin embargo, defiende su herramienta, afirmando que el avatar no participa en la decisión final y que no guarda los datos de los candidatos. Su CEO, Julian Bright, destaca que el objetivo es hacer los procesos de selección más objetivos.
A pesar de estas justificaciones, Jack Ryan considera que la IA podría exacerbar las desigualdades. Él mismo, como persona discapacitada, teme que estas herramientas agraven las discriminaciones bajo el pretexto de diversidad e inclusión.
La incorporación de la IA en la contratación plantea un problema más amplio: la deshumanización de las interacciones profesionales. Para Jack Ryan, esta tecnología, al buscar reducir costos, corre el riesgo de dañar la autenticidad y la humanidad de los procesos de selección.
¿El futuro de la contratación pasará por avatares IA? El debate está abierto. Entre el aumento en la eficiencia y la pérdida de significado, la línea es fina y las preocupaciones son muchas.