Redes cerebrales asociadas a pensamientos repetitivos: preocupaciones para los adolescentes 💭

Publicado por Adrien,
Fuente: Inserm
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Un estudio describe por primera vez las redes cerebrales asociadas a las rumiaciones mentales, esos pensamientos repetitivos, y su evolución entre las edades de 18 y 22 años.

Este trabajo, llevado a cabo por el equipo Inserm "Trayectorias del desarrollo en psiquiatría" (Inserm/ENS Paris-Saclay) dentro del Centro de matemáticas aplicadas Borelli[1], también muestra una asociación entre las redes cerebrales de las rumiaciones y ciertos síntomas psiquiátricos.


Los investigadores se basaron en la cohorte IMAGEN, destinada a explorar la salud mental de jóvenes europeos a partir de los 14 años. Este trabajo, publicado en la revista Molecular Psychiatry, ofrece pistas para la prevención en salud mental.

Las rumiaciones son pensamientos repetitivos, con la sensación de estar dando vueltas en círculo. Se manifiestan con frecuencia durante la transición de la adolescencia a la adultez joven, y están relacionadas principalmente con las dificultades de entrada a la vida adulta.

La literatura describe tres tipos de rumiaciones. Las rumiaciones "reflexivas" no son negativas; están orientadas a buscar una solución a un problema y pueden formar parte de un proceso de reflexión (encontrar vivienda, empleo, etc.). Las rumiaciones "preocupantes" están relacionadas con situaciones complejas o conflictivas, y hay dificultades para tomar distancia (preocupaciones laborales, dificultades financieras, etc.). Finalmente, el tercer tipo de rumiación es de naturaleza "depresiva" con pensamientos oscuros repetitivos sobre la situación personal o el futuro.

Frecuentes en los adolescentes, estas últimas pueden asociarse a estados de ansiedad, agresividad, depresión, o incluso adicciones. Consideradas como un factor de riesgo para enfermedades psiquiátricas, generalmente preceden la aparición de trastornos en la adultez. Por ello, es importante comprender mejor los mecanismos cerebrales que están asociados a ellas.

Con este objetivo, un equipo liderado por los investigadores de Inserm Jean-Luc Martinot y Eric Artiges dentro del laboratorio "Trayectorias del desarrollo en psiquiatría" se interesó, por primera vez, en las redes cerebrales asociadas a los distintos tipos de rumiaciones durante la transición de la adolescencia a la juventud.

Con este fin, el equipo estudió a 595 jóvenes incluidos en la cohorte europea IMAGEN[2] y seguidos entre las edades de 18 y 22 años.

Redes específicas asociadas a las rumiaciones

Los jóvenes pasaron por IRMs funcionales en estado de reposo. Esta técnica de neuroimagen permite monitorear la actividad cerebral espontánea en todas las regiones del cerebro.

"Durante esta prueba, los sujetos no tenían instrucciones específicas y estaban en libertad de sus pensamientos. De modo que los perfiles "rumiadores" se dejaron llevar por sus rumiaciones", precisa Jean-Luc Martinot.

Estos jóvenes también respondieron cuestionarios para medir la frecuencia y el tipo de rumiaciones, y evaluar la presencia de posibles síntomas psiquiátricos.

En primer lugar, los investigadores cruzaron la neuroimagen con las respuestas de los cuestionarios a los 18 años, utilizando un modelo matemático innovador. Esto les permitió asociar cada tipo de rumiación con la actividad simultánea de dos o tres redes cerebrales específicas.

Por ejemplo, mostraron que, a los 18 años, las rumiaciones "preocupantes" se apoyaban en redes cerebrales que implican al hipocampo y al lóbulo frontal. Las rumiaciones "depresivas" aparecían, en cambio, asociadas a otras redes que involucraban el núcleo talámico y una parte del lóbulo frontal.

Cambios a los 22 años

Este trabajo fue luego replicado en los mismos participantes a la edad de 22 años, para evaluar cómo las rumiaciones y los procesos cerebrales asociados evolucionan con el tiempo.

"A esta edad, los jóvenes adultos mostraban una disminución de las rumiaciones "preocupantes" en favor de las rumiaciones "reflexivas", explica Jean-Luc Martinot, esto sugiere que entre los 18 y 22 años, período de transición hacia la adultez, ellos y ellas adquirieron una mejor capacidad de adaptación a las emociones negativas y una mejor habilidad para tomar decisiones".

Esto se traduce concretamente a nivel cerebral: al pasar de un tipo de rumiación a otro, los investigadores observaron que las redes cerebrales activadas en los participantes también se remodelaban.

En la continuación del estudio, el equipo también mostró que las redes cerebrales asociadas a los diferentes tipos de rumiación estaban además asociadas a ciertos síntomas psiquiátricos. Más específicamente, la actividad de una red asociada a rumiaciones preocupantes también estaba asociada a síntomas "internalizados" (ansiedad, nerviosismo, retraimiento, etc.). La actividad de una red asociada a rumiaciones "depresivas" también estaba vinculada a síntomas "externalizados" (agitación, irritabilidad, comportamientos impulsivos, consumo de sustancias, etc.).

"Este trabajo revela vínculos entre la evolución de las rumiaciones mentales y la evolución de síntomas psiquiátricos, a través de cambios funcionales en el cerebro al final de la adolescencia. Dos tipos de rumiaciones pueden preceder a síntomas psiquiátricos. Estos datos podrían contribuir al desarrollo de enfoques preventivos en adultos jóvenes", concluye Jean-Luc Martinot.

Notas:

[1] El Centro Borelli está bajo la supervisión del CNRS/ ENS Paris-Saclay/ Universidad Paris-Saclay/ Universidad Paris-Cité/ Inserm/ Servicio de salud de los ejércitos.

[2] Co-fundada por Jean-Luc Martinot, la cohorte IMAGEN está destinada a seguir la salud mental de adolescentes a partir de los 14 años mediante datos psicológicos, clínicos, ambientales y de neuroimagen.