Los biomarcadores sanguíneos podrían predecir la demencia con una década de antelación. Un estudio reciente abre perspectivas inéditas sobre el diagnóstico precoz.
Una investigación publicada en
Nature Medicine revela que los niveles de tau217, NfL y GFAP en la sangre son indicadores fiables del riesgo de demencia. Estos biomarcadores, analizados en más de 2100 adultos mayores, mostraron una precisión del 83% para predecir la enfermedad hasta diez años antes del diagnóstico.
El estudio destaca que niveles bajos de estos biomarcadores son sinónimo de un riesgo mínimo de desarrollar demencia. Este hallazgo podría tranquilizar a las personas preocupadas por su salud cognitiva, al mismo tiempo que ofrece una ventana para intervenciones tempranas.
La combinación de varios biomarcadores, como p-tau217 con NfL o GFAP, podría mejorar la precisión de las predicciones. Los científicos contemplan así enfoques más globales para perfeccionar las herramientas de detección.
Las implicaciones de este estudio son amplias, pero se necesitan más investigaciones. El objetivo es integrar estos biomarcadores en estrategias de cribado más amplias, incluyendo otros datos clínicos y biológicos.
Este avance científico representa un paso importante hacia la prevención de la demencia. Abre el camino a intervenciones tempranas, potencialmente capaces de ralentizar o incluso prevenir la aparición de la enfermedad.
¿Cómo pueden los biomarcadores sanguíneos predecir la demencia?
Los biomarcadores como tau217, NfL y GFAP son proteínas cuyos niveles varían según el estado de salud del cerebro. Su presencia en cantidades anormales en la sangre puede indicar procesos neurodegenerativos en curso, mucho antes de la aparición de síntomas clínicos.
Estos biomarcadores son específicos de diferentes aspectos de la neurodegeneración. Por ejemplo, tau217 está asociado a las placas amiloides características del Alzheimer, mientras que NfL refleja daños en las neuronas.
El análisis de estos biomarcadores permite detectar anomalías cerebrales de forma precoz. Sin embargo, su interpretación requiere experiencia, ya que factores externos pueden influir en sus niveles.
Este método prometedor podría revolucionar el diagnóstico precoz de la demencia, pero aún debe perfeccionarse para su uso clínico generalizado.