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¿Por qué reconocemos visualmente un objeto que solo hemos tocado? 👀
Publicado por Redbran, Fuente: Universidad de Ginebra Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
Imagina que tocas un objeto en total oscuridad. Luego, unos minutos después, lo reconoces sin problemas... simplemente al mirarlo. Sin pensarlo, acabas de hacer algo extraordinario: has conectado dos sentidos diferentes —el tacto y la vista— para comprender una misma realidad.
Pero, ¿cómo logra el cerebro esta hazaña? ¿Es magia del pensamiento o un mecanismo más preciso y localizado? Esta es precisamente la pregunta que un equipo de la Universidad de Ginebra (UNIGE) quiso resolver. Y lo que descubrieron podría cambiar nuestra comprensión de la inteligencia, tanto humana como artificial.
Un GPS sensorial oculto en el cerebro
El cerebro es capaz de auténticos trucos de magia. Por ejemplo, puede aprender con un sentido (como la vista) y reutilizar ese conocimiento con otro (como el tacto). Esta capacidad de abstracción sensorial es un pilar fundamental de la inteligencia. Sin embargo, no se sabía exactamente dónde ocurría.
El equipo de la UNIGE realizó experimentos con ratones para descubrirlo. El principio: enseñarles a diferenciar estímulos provenientes de arriba o abajo, primero mediante el tacto a través de sus bigotes. Si respondían correctamente, recibían una recompensa. En una semana, ya habían aprendido las reglas.
Pero lo más fascinante estaba por venir.
Cuando los bigotes dan paso a la luz
Una vez entrenados los ratones, los investigadores reemplazaron los estímulos táctiles por señales visuales: una sombra que pasaba por la parte superior o inferior del campo de visión. Y entonces, sorpresa: sin entrenamiento específico, los roedores seguían respondiendo correctamente, como si el cerebro hubiera trasladado automáticamente lo aprendido del tacto a la vista.
Era la prueba de una generalización sensorial: una especie de "traducción instantánea" entre los sentidos.
Un actor clave: el área RL
Al observar de cerca la actividad cerebral de estos ratones, los investigadores descubrieron una zona muy precisa del cerebro: el área RL (rostro-lateral), ubicada en la parte superior de la corteza. Es allí donde se unen las informaciones táctiles y visuales.
Cuando esta zona se desactivaba, los ratones perdían su capacidad de generalizar entre los sentidos, aunque aún podían aprender perfectamente con un solo sentido a la vez. Más aún: al estimularla, los investigadores podían activar artificialmente esta capacidad.
"El área RL actúa como un traductor sensorial. Ayuda a comprender que lo que se siente con los bigotes en la oscuridad es idéntico a lo que se ve después a plena luz", explica Giulio Matteucci, coautor del estudio.
Impactos muy reales
Este descubrimiento abre muchas puertas. En medicina, podría ayudar a comprender mejor ciertos trastornos sensoriales, donde el cerebro tiene dificultades para integrar correctamente la información. Y en inteligencia artificial, ofrece un modelo inspirador: sistemas capaces de abstraer datos para pasar de la imagen al sonido, o del texto al video, como hace naturalmente nuestro cerebro.
Un hermoso ejemplo de cómo una pequeña región del cerebro puede revelar un inmenso potencial de inteligencia... e innovación.