🧠 Este es el inesperado arquitecto del cerebro humano

Publicado por Redbran,
Fuente: Evolutionary Anthropology Issues News and Reviews
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Investigadores de las universidades de Cambridge y Oxford sugieren que las hormonas producidas por la placenta influyeron en el desarrollo cerebral. Estas sustancias, como la testosterona y los estrógenos, desempeñan un papel en la cognición y las interacciones sociales desde la vida fetal.


Los minicerebros, creados en laboratorio a partir de células madre, permitieron observar el impacto de estas hormonas. La testosterona aumentaría el tamaño del cerebro, mientras que los estrógenos mejorarían las conexiones entre neuronas. Estos hallazgos abren nuevas perspectivas sobre nuestra evolución.

La capacidad humana para formar grandes grupos sociales también podría derivar de estos mecanismos hormonales. A diferencia de otros primates, los humanos presentan diferencias sexuales menos marcadas, lo que favorecería la cohesión social. La placenta, al regular estas hormonas, habría desempeñado así un papel central.

Estudios anteriores muestran que los niveles de estrógenos son más altos en mujeres embarazadas humanas que en otros primates. Esta particularidad podría explicar algunas características físicas y conductuales propias de nuestra especie.

La enzima aromatasa, más presente en humanos, transforma la testosterona en estrógenos. Esta conversión podría haber reducido la competencia entre machos y aumentado la fertilidad de las hembras, facilitando así el surgimiento de sociedades.

Esta hipótesis sitúa el embarazo en el corazón de la evolución humana. La placenta, al modular las hormonas sexuales, no solo habría permitido el desarrollo de un cerebro más grande y conectado, sino también la aparición de rasgos cognitivos y sociales únicos.

¿Cómo influyen las hormonas placentarias en el desarrollo cerebral?


Las hormonas producidas por la placenta, como la testosterona y los estrógenos, tienen un impacto directo en la formación del cerebro. Actúan sobre la proliferación de neuronas y la creación de sinapsis, las conexiones entre estas células.

Estas sustancias atraviesan la barrera placentaria y llegan al feto, donde modulan el crecimiento cerebral. Niveles elevados de estrógenos, por ejemplo, favorecen una mejor conectividad neuronal, esencial para funciones cognitivas complejas.

Desequilibrios en estas hormonas pueden tener consecuencias en el desarrollo neurológico. Esto podría explicar algunas variaciones en las capacidades sociales y cognitivas observadas en los individuos.

Este descubrimiento subraya la importancia del entorno intrauterino en la formación del cerebro. También abre vías para comprender algunas condiciones del neurodesarrollo, como el autismo.

¿Por qué los humanos forman sociedades más grandes que otros primates?


El tamaño de los grupos sociales humanos supera ampliamente al observado en nuestros parientes primates más cercanos. Esta particularidad estaría ligada a adaptaciones hormonales ocurridas durante nuestra evolución.

Las hormonas placentarias, al reducir las diferencias sexuales, habrían disminuido la competencia entre machos. Esta reducción de conflictos habría permitido una mejor cooperación dentro de los grupos.

Simultáneamente, el aumento de los niveles de estrógenos habría mejorado la fertilidad de las hembras. Una población más numerosa y estable habría podido mantenerse, favoreciendo la expansión de las sociedades humanas.

Estos cambios hormonales, combinados con un cerebro más desarrollado, habrían creado las condiciones ideales para el surgimiento de culturas avanzadas. Es esta alquimia única la que distingue a la humanidad del resto del reino animal.
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