En los pantanos de Florida, se ha observado una escena insólita: una pitón birmana regurgitó un ciervo de cola blanca entero. Este evento, ocurrido durante una caída repentina de las temperaturas, ofrece una rara visión del comportamiento de estas serpientes invasoras en su entorno natural.
Las pitones birmanas, originarias del sudeste asiático, son animales ectotermos, lo que significa que su temperatura corporal depende de la de su entorno. Cuando el mercurio cae por debajo de los 10 grados Celsius, sus funciones biológicas se ralentizan considerablemente. La digestión, proceso que requiere calor, se vuelve entonces ineficaz, pudiendo conducir a la fermentación de las presas en su estómago.
(A) Una pitón birmana con un bolo alimenticio grande. (B) Ciervo de cola blanca vomitado por la pitón birmana antes de su recolección para evaluación en laboratorio. Crédito fotográfico: Travis R. Mangione.
Esta observación, publicada en la revista Ecology and Evolution, es la primera de su tipo observada en medio silvestre. Los investigadores del U.S. Geological Survey y del National Park Service seguían a varias serpientes para estudiar su impacto en la fauna local. El ciervo, apenas digerido después de diez días, muestra cuánto el frío perturba el metabolismo de estas serpientes.
Las consecuencias ecológicas son significativas. La pitón, habiendo perdido una comida esencial, podría ver afectada su reproducción, limitando potencialmente su población invasora. Sin embargo, si busca compensar cazando nuevamente, agrava el declive de los ciervos, ya amenazados y necesarios para los depredadores nativos como la pantera de Florida.
Este descubrimiento ayuda a comprender los límites de la expansión de las pitones en Estados Unidos, relacionados con las temperaturas mínimas soportables. Los estudios continúan para elucidar los mecanismos digestivos de estos reptiles, aún poco conocidos a pesar de su presencia decenal en Florida.
Vista lateral del ciervo de cola blanca parcialmente digerido vomitado por la pitón birmana. Crédito fotográfico: Grant S. McCargar.
Ectotermia y digestión en las serpientes
Las serpientes son animales ectotermos, lo que significa que no producen su propio calor corporal y dependen de fuentes externas para regular su temperatura. Esta característica influye directamente en su metabolismo, incluida la digestión.
Cuando la temperatura ambiente desciende, las enzimas digestivas de las serpientes se vuelven menos activas, ralentizando la digestión de los alimentos. Esto puede provocar una acumulación de bacterias en el estómago, causando posibles infecciones.
Para evitar esto, las serpientes han desarrollado una respuesta adaptativa: la regurgitación. Al expulsar el contenido estomacal, eliminan los riesgos relacionados con la putrefacción, aunque esto les cueste mucha energía.
Esta adaptación les permite sobrevivir en entornos con climas variables, pero los hace vulnerables durante cambios rápidos de temperatura.
Impacto de las especies invasoras en los ecosistemas
Las especies invasoras, como la pitón birmana en Florida, pueden alterar profundamente los ecosistemas locales al competir con las especies nativas por los recursos.
Su introducción, a menudo accidental, perturba las cadenas alimentarias establecidas. Por ejemplo, la depredación aumentada sobre presas como los ciervos reduce sus poblaciones, afectando a su vez a los depredadores superiores.
Comprender la biología de estos invasores, incluyendo sus límites fisiológicos, permite predecir su expansión y minimizar los daños ecológicos.