La eficiencia de los coches eléctricos es máxima cuando se comparten y se recargan de forma inteligente. Para lograrlo, es esencial disponer de información en tiempo real sobre los precios de la electricidad y las emisiones de CO₂. Esto es lo que demuestra un estudio de Empa y de la Universidad de Ginebra (UNIGE), basado en datos exhaustivos procedentes del coche compartido y publicado en
Environmental Science & Technology.
La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el transporte de personas pasa por más vehículos eléctricos y menos coches en circulación. El coche compartido representa aquí un gran potencial. Pero no todas las recargas son iguales: según la hora del día, el mix eléctrico (y por tanto las emisiones de CO₂ asociadas a la producción de electricidad) así como los precios de la electricidad varían. Analizando los datos de aproximadamente 1,5 millones de usuarios de Mobility, los científicos de Empa y de la UNIGE estudiaron la recarga de los coches eléctricos en función de las emisiones inducidas.
La mayoría de las personas en Suiza, país del estudio, no conocen ni el precio real de la electricidad ni las emisiones de CO₂ asociadas en el momento de la recarga.
Sus resultados muestran que rara vez es posible beneficiarse a la vez de precios bajos y de emisiones reducidas. A lo largo del año, optimizar únicamente los costes permite un ahorro medio del 21 % pero provoca una multiplicación por cinco de las emisiones de CO₂. Inversamente, una recarga climáticamente óptima reduce las emisiones hasta un 82 % pero aumenta los costes en casi un 27%. "Uno de los principales desafíos consiste en conciliar los objetivos de costes y los objetivos climáticos. Idealmente, recargar de forma respetuosa con el medio ambiente debería ser también financieramente atractivo", explica Sven Eggimann, investigador de Empa y autor del estudio.
La necesidad de tarifas dinámicas e información en tiempo real
Los cálculos del estudio se basan en precios de la electricidad que varían cada hora. Pero si solo se establecen tarifas simplificadas, que distinguen simplemente el día y la noche, la recarga inteligente se vuelve difícil de aplicar. "La mayoría de las personas en Suiza no conocen ni el precio real de la electricidad ni las emisiones de CO₂ asociadas en el momento de la recarga", subraya Elliot Romano, investigador de Empa y colaborador científico en el Instituto de Ciencias del Medio Ambiente de la UNIGE. Para permitir estrategias de recarga respetuosas con el clima u optimizadoras de costes, los usuarios necesitan información en tiempo real, idealmente accesible a través de contadores inteligentes.
"En países como Dinamarca, estos automovilistas pueden consultar el precio actual de la electricidad gracias a una aplicación y elegir conscientemente sus horas de recarga", complementa Sven Eggimann. "Este sistema funciona, pero nadie desea gestionar esto manualmente a largo plazo." De ahí el interés de soluciones automatizadas, capaces de adaptarse a las preferencias individuales.
Para que la recarga durante los periodos de bajas emisiones se vuelva económicamente interesante, también son necesarios incentivos adecuados, como tarifas de electricidad indexadas a la intensidad de carbono. Las simulaciones realizadas en Empa muestran que con un precio dinámico del CO₂ de aproximadamente 30 céntimos por kilogramo equivalente de CO₂ de media (es decir, un impuesto de 72 céntimos /100 km, o unos 100 CHF al año para un vehículo estándar en Suiza), se vuelve posible conciliar la recarga respetuosa con el clima y la optimización de costes. Pero solo si las tarifas reflejan realmente las emisiones ligadas al consumo eléctrico.
"Idealmente, la recarga debería basarse en iniciativas voluntarias, apoyadas por incentivos", precisa Elliot Romano. "Esto puede tomar la forma de tarifas preferenciales o de plazas de aparcamiento reservadas para los periodos de bajas emisiones." En caso contrario, el acceso a la recarga podría restringirse, o los comportamientos poco flexibles podrían someterse a cargos adicionales.
Uso más frecuente durante el día, pero una solución respetuosa con el medio ambiente
Los vehículos compartidos se utilizan con más frecuencia y sobre todo durante el día. Por lo tanto, requieren más recarga durante la noche, un periodo en el que el mix eléctrico suele ser menos favorable desde el punto de vista climático. Sin embargo, según Sven Eggimann, las emisiones y los costes globales de su recarga solo difieren ligeramente de los de los vehículos privados. "Los coches compartidos se utilizan de forma más intensiva, pero gracias a las pausas cortas de recarga y al auge de las infraestructuras de recarga rápida, siguen existiendo suficientes posibilidades para privilegiar periodos de bajas emisiones."
El coche compartido, por su parte, ofrece una perspectiva aún más prometedora: una reducción sustancial del parque automovilístico. Con un 25 % menos de coches en las ciudades suizas, la presión sobre el suministro eléctrico invernal podría aliviarse sensiblemente. "El coche compartido requiere globalmente menos energía, ya que hay menos vehículos en circulación", precisa Elliot Romano. "Incluso si el número total de kilómetros recorridos cada año sigue siendo comparable al de los coches privados, una parte creciente de los desplazamientos se realiza a través de otros modos de transporte como complemento a los vehículos compartidos. Esto contribuye a aliviar el sistema energético en su conjunto."
El desafío estructural del invierno
Para lograr una transición sostenible en el ámbito del transporte, los vehículos eléctricos no pueden considerarse independientemente de la optimización de su recarga. "Esto supone avances tanto reglamentarios como técnicos", subraya Sven Eggimann. "A largo plazo, el objetivo es claro: disponer de una infraestructura de recarga capaz de guiar automáticamente a los usuarios hacia periodos de bajo coste y bajas emisiones, sin tener que intervenir permanentemente."
Si Suiza apuesta más por los coches eléctricos en el futuro, el sistema energético deberá adaptarse en profundidad. Incluso con tiempos de recarga optimizados y un parque automovilístico reducido gracias al coche compartido, la demanda adicional de electricidad ligada a la electrificación de la movilidad privada seguirá siendo elevada, con un déficit invernal simulado de aproximadamente un teravatio-hora al mes para el horizonte de 2050.
"Este déficit estacional de suministro no podrá cubrirse únicamente con más baterías o con un simple desplazamiento de los horarios de recarga", advierte Elliot Romano. "La electrificación constituye por tanto solo una parte de la solución. Aquellos que quieren actuar verdaderamente por el clima apuestan también por el coche compartido, el transporte público y, más ampliamente, por una reducción del uso del coche individual."