La superficie del océano guarda una huella persistente de nuestros residuos plásticos. Aunque cesáramos toda contaminación hoy mismo, estos residuos persistirían durante décadas, incluso más de un siglo. Esta preocupante realidad surge de un reciente estudio británico que modela el destino de los polímeros en el medio marino.
Investigadores de la
Queen Mary University of London acaban de publicar una simulación que revela el lento viaje de los plásticos. Sus trabajos, publicados en
Philosophical Transactions of the Royal Society A, forman la última parte de una serie dedicada al destino a largo plazo de los microplásticos. Describen cómo los desechos flotantes se fragmentan progresivamente antes de hundirse en las profundidades.
El lento proceso de degradación de los polímeros
El modelo se centra en el comportamiento de un fragmento de polietileno de 10 milímetros, representativo de las contaminaciones comunes. Su degradación comienza inmediatamente bajo la acción combinada de los UV, la salinidad y la acción mecánica de las olas. La fragmentación opera una transformación gradual del material, que pierde aproximadamente un 0,45% de su masa cada mes. Esta lenta erosión genera en cascada micropartículas cada vez más numerosas.
Estos microplásticos recién formados entran entonces en un ciclo complejo de transporte vertical. Su pequeño tamaño les permite agregarse a la "nieve marina", esta lluvia continua de partículas orgánicas que desciende hacia los fondos oceánicos. Sin embargo, este proceso no es ni lineal ni definitivo, ya que los agregados pueden dislocarse, liberando nuevamente los fragmentos poliméricos que ascienden hacia la superficie.
La investigación demuestra que esta transformación es el factor limitante en la eliminación natural de los plásticos. Incluso después de 30 años, cerca de dos tercios del material original persisten en forma de microplásticos. La doctora Nan Wu, autora principal del estudio, subraya que esta lentitud de degradación mantiene una fuente constante de contaminación, incluso en caso de cese inmediato de los vertidos.
El papel de la nieve marina
La nieve marina funciona como una cinta transportadora natural que conduce la materia orgánica hacia los ecosistemas profundos. Los trabajos publicados muestran que captura preferentemente los microplásticos inferiores a 75 micrómetros. Esta interacción física depende del tamaño y la densidad de los fragmentos, creando un mecanismo de selección sofisticado entre las diferentes capas oceánicas.
Este transporte experimenta múltiples interrupciones y reanudaciones. Los agregados de nieve marina se reforman y se desintegran según las condiciones oceánicas, generando idas y venidas de los microplásticos entre la superficie y las profundidades. Esta dinámica explica por qué solo una fracción de los polímeros alcanza finalmente los sedimentos marinos después de un proceso tan largo.
A escala de siglo, cerca del 90% de la masa plástica inicial queda atrapada en los sedimentos de los fondos marinos. La profesora Kate Spencer, supervisora del proyecto, insiste en el carácter intergeneracional de esta contaminación. La persistencia del 10% restante en la superficie mantiene un reservorio activo para las décadas venideras.
La modelización sugiere también un riesgo de alteración de la bomba biológica oceánica. El aumento continuo de las concentraciones de microplásticos podría, a largo plazo, perturbar los ciclos biogeoquímicos marinos y el papel de sumidero de carbono que desempeñan los océanos.