🛸 ¿Cómo se explican estas luces extrañas en el cielo, captadas antes de la era espacial?

Publicado por Cédric,
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Scientific Reports
Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
La observación del cielo nocturno, antes del advenimiento de los satélites, se suponía que estaba exenta de esos puntos luminosos artificiales que pueblan hoy nuestras imágenes astronómicas. Sin embargo, archivos fotográficos de los años 1950 revelan la presencia persistente de fuentes luminosas transitorias e inexplicadas.

Estos objetos, aparecidos y desaparecidos en el espacio de unos minutos en las placas del Observatorio del Monte Palomar, constituyen un enigma persistente para la comunidad científica. Su misma existencia pone en tela de juicio nuestra comprensión del medio circumterrestre en una época considerada no obstante virgen de toda contaminación orbital humana.


Cuatro exposiciones de la región del cielo de 3 × 3 minutos de arco centrada en el triple transitorio identificado en julio de 1952.
Arriba a la izquierda: imagen roja POSS I del 19 de julio de 1952 a las 8 h 52 (TU) mostrando el triple transitorio justo encima del centro.
Arriba a la derecha: imagen azul POSS I de la misma región, con un tiempo de exposición de 10 minutos, tomada inmediatamente después, sin rastro del triple transitorio.
Abajo a la izquierda y a la derecha: imágenes roja (a la izquierda) y azul (a la derecha) POSS I tomadas dos meses después (14 de septiembre de 1952), mostrando que el transitorio ha desaparecido.

El proyecto VASCO (Vanishing and Appearing Sources during a Century of Observations) se ha dado como misión sistemática analizar estas anomalías celestes. Escrutando miles de instantáneos históricos, los investigadores han catalogado más de 100 000 de estos fenómenos transitorios. La naturaleza puntual y estelar de estas fuentes, su ausencia en los instantáneos anteriores y posteriores, y su detección en un material de época fiable descartan la hipótesis de simples defectos de emulsión o de polvo.

Este rigor metodológico confiere un peso particular a estas observaciones antiguas, ofreciendo un terreno de investigación único para la astronomía contemporánea.

Una investigación sobre anomalías fotográficas


El análisis minucioso de las placas del Palomar Observatory Sky Survey ha requerido técnicas de comparación avanzadas con los catálogos estelares modernos como Gaia. Cada punto luminoso fugaz ha sido escrupulosamente verificado para asegurarse de que no correspondía ni a una estrella variable conocida, ni a un asteroide, ni a un artefacto de procesamiento cualquiera. La brevedad de su aparición, siempre inferior a la duración de exposición de 50 minutos, indica un fenómeno intrínsecamente breve y no una fuente persistente. Esta característica está en el corazón del misterio que los rodea.

La calidad de las placas fotográficas y la reproducibilidad de los métodos de revelado utilizados en el Observatorio del Monte Palomar han sido cuidadosamente reevaluadas. Los investigadores han excluido que problemas técnicos recurrentes, como reflexiones internas en la óptica del telescopio o defectos de sensibilización de la emulsión, pudieran generar señales tan nítidas y localizadas. La distribución aleatoria de estas apariciones furtivas en el cielo, sin vínculo con la estructura óptica del instrumento, refuerza la idea de que se trata de fenómenos reales capturados por el lente.

El entorno orbital de la época constituye un elemento clave de la investigación. El período analizado, extendiéndose de 1949 a 1957, es anterior al lanzamiento del Sputnik 1. Está por lo tanto, en teoría, libre de todo desecho o satélite artificial. Esta restricción histórica hace que la explicación más simple – reflejos sobre objetos en órbita – sea altamente improbable, forzando la consideración de orígenes más exóticos o de fenómenos naturales aún no inventariados para estos objetos situados fuera de la atmósfera.

Las correlaciones intrigantes con la actividad humana


No es sino después de haber establecido la realidad de estos fenómenos que los investigadores han explorado correlaciones temporales con otros eventos. Su análisis estadístico ha puesto en evidencia un aumento significativo de la frecuencia de estos resplandores en las 24 horas siguientes a pruebas nucleares atmosféricas. Aunque esta asociación no demuestra un vínculo de causa y efecto, su repetición a lo largo de varios años merece, según los autores del estudio, una atención particular y una investigación más profunda.

Paralelamente, otra correlación, más tenue pero estadísticamente notable, ha sido observada con los informes contemporáneos de fenómenos aeroespaciales no identificados. Los días en que tales testimonios eran reportados, el número de manifestaciones luminosas efímeras detectadas en las placas fotográficas aumentaba ligeramente. Esta doble correlación, con eventos nucleares y observaciones visuales, complica la interpretación sin por ello proporcionar una clave definitiva.

Los científicos permanecen extremadamente prudentes en sus conclusiones. Subrayan que estas correlaciones podrían ser fruto del azar o apuntar hacia un factor causal común aún no identificado, quizás de origen geofísico o atmosférico. La naturaleza exacta de estas fuentes luminosas y la razón de su aparente vinculación con actividades humanas específicas permanecen como una cuestión abierta, que necesitará el estudio de otros archivos históricos o la puesta en marcha de nuevas campañas de observación dedicadas.
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