🌟 Una enana marrón y un exoplaneta gigante observados directamente con una precisión sin precedentes

Publicado por Adrien,
Fuente: The Astronomical Journal
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Actualmente, solo alrededor del 1% de las estrellas albergan planetas gigantes o enanas marrones que nuestros telescopios pueden fotografiar directamente. Esta rareza plantea una pregunta: ¿cómo localizar estos objetos tan discretos, sumergidos en la luz deslumbrante de sus estrellas anfitrionas? Un equipo de astrónomos acaba de lograr un avance utilizando un método ingenioso que combina mediciones espaciales y la imagen de vanguardia del telescopio Subaru.

Así, se han identificado directamente dos nuevos objetos discretos, uno siendo un planeta gigante y el otro una enana marrón. Estos descubrimientos son los primeros del programa OASIS, que busca detectar objetos ocultos analizando los movimientos estelares. Según el estudio publicado en The Astronomical Journal, este enfoque permite dirigirse precisamente a las estrellas cuya trayectoria está perturbada por la gravedad de un compañero invisible, antes de observarlas con instrumentos adaptativos.


Imagen del telescopio Subaru que muestra el descubrimiento del planeta HIP 54515 b, indicado por la flecha, con la estrella anfitriona oculta.
Crédito: T. Currie/Subaru Telescope, UTSA

El planeta, llamado HIP 54515 b, se encuentra a 271 años luz en la constelación de Leo. Con una masa cercana a 18 veces la de Júpiter, orbita alrededor de su estrella a una distancia comparable a la de Neptuno respecto al Sol. Su detección fue posible gracias al sistema SCExAO del telescopio Subaru, que produce imágenes extremadamente nítidas al corregir las turbulencias atmosféricas (ver más abajo), permitiendo distinguir el objeto a pesar de su proximidad aparente con la estrella.

El segundo objeto, HIP 71618 B, es una enana marrón (ver más abajo) situada a 169 años luz en la constelación de Bootes. Con una masa equivalente a 60 veces la de Júpiter, representa una etapa intermedia entre los planetas y las estrellas, al no poseer suficiente masa para desencadenar reacciones nucleares. Estas características la convierten en un objetivo ideal para futuras misiones de observación.


Imagen de HIP 71618 B (indicada por la flecha) tomada por el telescopio Subaru. La estrella anfitriona del planeta está oculta en esta imagen. Su posición está indicada por el símbolo de estrella. La imagen de alta resolución y la imagen sin texto están disponibles a través de los enlaces.
Crédito: T. Currie/Telescopio Subaru, UTSA

La enana marrón HIP 71618 B juega un papel particular para el futuro telescopio espacial Roman de la NASA. Antes de este descubrimiento, ningún objeto cumplía perfectamente con los requisitos estrictos para probar los coronógrafos de Roman, sistemas esenciales para obtener imágenes de planetas similares a la Tierra. HIP 71618 B llena este vacío, ya que su luminosidad y su posición son adecuadas para las longitudes de onda operacionales, validando así las tecnologías necesarias para la búsqueda de exoplanetas habitables.

El funcionamiento de la óptica adaptativa


La óptica adaptativa es una tecnología clave utilizada en telescopios como el Subaru para obtener imágenes nítidas desde tierra. Corrige en tiempo real las deformaciones causadas por la atmósfera terrestre, que distorsionan la luz de los astros. Espejos deformables ajustan su superficie miles de veces por segundo, compensando las turbulencias y permitiendo distinguir objetos muy débiles cerca de las estrellas.

Sin esta corrección, las observaciones directas de planetas o enanas marrones serían prácticamente imposibles, ya que su luz queda sumergida en la de su estrella anfitriona. Sistemas como SCExAO en Subaru aprovechan esta técnica para alcanzar una precisión sin precedentes, esencial para estudiar compañeros distantes. Esto hace posible fotografiar objetos que, de otro modo, permanecerían ocultos.

La aplicación de la óptica adaptativa transforma la astronomía al mejorar la resolución de las imágenes, comparable a la que se obtendría desde el espacio. Se utiliza en diversos proyectos, desde la caza de exoplanetas hasta el estudio de galaxias lejanas. Su desarrollo continúa empujando los límites de la observación, facilitando descubrimientos y preparando el terreno para futuras misiones.

La naturaleza de las enanas marrones


Las enanas marrones son objetos celestes que se sitúan en la frontera entre los planetas gigantes y las estrellas. Se forman como estrellas, a partir de nubes de gas y polvo, pero su masa es insuficiente para desencadenar la fusión nuclear del hidrógeno en su núcleo. Esto les impide brillar de manera duradera como las estrellas, dejándolas enfriarse lentamente con el tiempo.

Con masas típicamente comprendidas entre 13 y 80 veces la de Júpiter, emiten una débil luz infrarroja debida al calor residual de su formación. Esta propiedad las hace detectables con instrumentos sensibles, pero siguen siendo mucho menos luminosas que las estrellas. Su estudio ayuda a los astrónomos a comprender los procesos de formación estelar y planetaria, ya que representan un eslabón perdido en la evolución de los sistemas.

El descubrimiento de enanas marrones como HIP 71618 B ofrece oportunidades únicas para probar tecnologías astronómicas. Su luminosidad moderada y su distancia respecto a las estrellas anfitrionas las convierten en objetivos ideales para validar instrumentos como los coronógrafos, esenciales para buscar planetas similares a la Tierra. Así, juegan un papel central en el avance de la exploración espacial.
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