Una pesadilla para los hospitales de todo el mundo podría finalmente encontrar un adversario a su altura.
Candida auris, un hongo temible identificado hace menos de veinte años, resiste a la mayoría de los tratamientos y a menudo se instala en las unidades de cuidados intensivos, amenazando gravemente a pacientes ya debilitados. Frente a este callejón terapéutico, un equipo de la Universidad de Exeter acaba de identificar una pista prometedora.
Al examinar el comportamiento del hongo durante una infección real, los investigadores observaron una actividad genética particular. Este descubrimiento traza una vía para elaborar nuevos tratamientos, ofreciendo así una esperanza contra un enemigo que hasta ahora poseía todas las ventajas.
Filamentos de Candida auris observados durante la etapa infecciosa. Crédito: Universidad de Exeter
Comprender Candida auris no era sencillo, ya que este hongo soporta temperaturas elevadas y una fuerte salinidad. Para sortear esta dificultad, los científicos tuvieron la idea de utilizar un pez particular, el killi árabe. Los huevos de este pequeño animal sobreviven a la temperatura del cuerpo humano, lo que permitió reproducir la infección en condiciones muy cercanas a la realidad. Este modelo innovador reemplazó con éxito los enfoques tradicionales que utilizaban ratones.
Durante la infección, el hongo muestra una capacidad para formar largos filamentos, probablemente para explorar su entorno en busca de alimento. Pero el elemento más interesante concierne a sus genes. Varios de ellos se activan para producir bombas de nutrientes, cuyo rol es capturar moléculas que atrapan el hierro y llevarlo a las células fúngicas. El hierro es indispensable para la supervivencia del microorganismo, lo que podría representar su punto débil.
Estos descubrimientos genéticos podrían tener consecuencias prácticas importantes. Ya existen medicamentos diseñados para interferir con la captura del hierro en otros agentes patógenos. Los investigadores piensan ahora que estos tratamientos podrían adaptarse o reutilizarse para luchar contra Candida auris. Si funciona, podría salvar vidas y evitar el cierre de servicios hospitalarios.
La propagación de este hongo es una preocupación mundial, como lo recuerda su inscripción en la lista de agentes patógenos fúngicos prioritarios de la Organización Mundial de la Salud. El estudio, publicado en Communications Biology y apoyado por varios organismos de investigación, muestra cómo los enfoques creativos permiten avanzar en la ciencia.