¿Y si las estrellas muertas se convirtieran en herramientas para detectar partículas invisibles? Esta idea impulsa una nueva investigación que aprovecha las enanas blancas, estos restos de estrellas como nuestro Sol después del fin de su vida, para rastrear los axiones, partículas hipotéticas vinculadas a la materia oscura.
Propuestos hace varias décadas para resolver un enigma sobre las fuerzas nucleares, los axiones son hoy considerados como candidatos posibles para constituir la materia oscura, este componente invisible que representa una parte importante del cosmos. Aunque esquivos, su existencia podría dejar huellas indirectas en la evolución de las estrellas.
El equipo científico examinó datos archivados del
Telescopio Espacial Hubble, centrando su atención en las enanas blancas del cúmulo globular 47 Tucanae. Estos astros constituyen un laboratorio ideal porque nacieron todos simultáneamente, proporcionando una muestra uniforme para analizar su enfriamiento. Posteriormente, se emplearon simulaciones para anticipar la influencia potencial de los axiones en la temperatura de estas estrellas.
En el marco de ciertos modelos, los electrones presentes en las enanas blancas, desplazándose a velocidades cercanas a la de la luz, podrían generar axiones. Estas partículas escaparía entonces, llevándose consigo energía y acelerando así el enfriamiento estelar. Los investigadores incorporaron este mecanismo en un software de simulación para confrontar estas predicciones con las observaciones reales.
No se detectó ningún rastro notable de enfriamiento atribuible a los axiones en los resultados. Este trabajo permitió establecer nuevas restricciones sobre la interacción entre electrones y axiones, mostrando así que este proceso, si existe, sería extremadamente débil. Estos elementos ofrecen así una visión más clara de los fenómenos concebibles en el cosmos.
Estas observaciones no excluyen la existencia de los axiones, pero guían las investigaciones hacia otras vías.