La sonda Kosmos 482, lanzada en 1972, estaba destinada a aterrizar en Venus como parte del programa Venera de la URSS. Sin embargo, un fallo en el cohete selló su destino, dejando una parte del artefacto en órbita terrestre. Esta sección, que probablemente contiene el módulo de aterrizaje, está ahora a punto de regresar a nuestro planeta.
Observaciones recientes de astrónomos aficionados han revelado un objeto con una estructura alargada que sigue al módulo. Ralf Vandebergh, un astrónomo neerlandés, compartió imágenes que muestran esta anomalía. Aunque es especulativa, se plantea la hipótesis de que podría tratarse de un paracaídas desplegado en el espacio.
Diseñado para resistir la atmósfera venusiana, el módulo pesa cerca de 500 kg y mide aproximadamente un metro de diámetro. Su robustez sugiere que podría sobrevivir a la reentrada terrestre, a diferencia del material que lo acompaña.
Los análisis de las imágenes tomadas en 2014 y 2024 muestran una similitud en la presencia de esta estructura alargada. Sin embargo, la alta velocidad de la reentrada atmosférica hace improbable la supervivencia del paracaídas, si es que se trata de eso.
La comunidad de observadores de satélites sigue de cerca el descenso de Kosmos 482. Se esperan actualizaciones sobre su trayectoria y punto de impacto en los próximos días. Este evento ofrece una rara oportunidad para estudiar el final de la vida de un artefacto espacial histórico.
Comparación de imágenes de Kosmos 482 tomadas con diez años de diferencia, mostrando una estructura difusa en la parte trasera. Crédito: Ralf Vandebergh
¿Cómo puede un artefacto espacial permanecer en órbita durante décadas?
Los artefactos espaciales pueden permanecer en órbita durante largos periodos debido a la ausencia de fricción significativa en el espacio. A diferencia de la atmósfera terrestre, el espacio cercano ofrece poca resistencia, lo que permite a los objetos mantener su velocidad y trayectoria.
La vida útil en órbita también depende de la altitud. Los objetos en órbita baja terminan cayendo a la Tierra debido al arrastre atmosférico residual, mientras que aquellos en órbitas suficientemente altas pueden permanecer indefinidamente, al menos en escalas humanas.
Las perturbaciones gravitacionales de la Luna y el Sol, así como la presión de la radiación solar, también pueden influir en la órbita de un artefacto espacial a largo plazo. Estas fuerzas, aunque débiles, pueden modificar gradualmente la trayectoria de un objeto.
Por último, las colisiones con micrometeoritos o desechos espaciales pueden alterar la órbita o dañar el artefacto, acelerando su regreso a la Tierra o dejándolo a la deriva en el espacio.
Los paracaídas en la exploración de planetas
Los paracaídas desempeñan un papel esencial en la reducción de velocidad de los módulos espaciales durante su descenso hacia un planeta. Permiten disminuir considerablemente la velocidad del artefacto, evitando así un impacto destructivo con la superficie.
En planetas como Venus o Marte, donde la atmósfera es lo suficientemente densa, los paracaídas pueden desplegarse para frenar el módulo antes del aterrizaje. Este sistema es crucial para la supervivencia de los instrumentos científicos a bordo.
Sin embargo, el despliegue de un paracaídas en el espacio, como podría ser el caso de Kosmos 482, carece de utilidad. Sin atmósfera que ofrezca resistencia, el paracaídas no puede cumplir su función de frenado.
El diseño de los paracaídas espaciales debe tener en cuenta condiciones extremas, como altas temperaturas y esfuerzos mecánicos intensos durante el despliegue.