¿Y si usáramos rocas para capturar el CO2? 🌍

Publicado por Cédric,
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Nature
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La lucha contra el cambio climático pasa inevitablemente por la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Paralelamente, también es importante desarrollar tecnologías capaces de capturar el dióxido de carbono (CO2) ya presente en la atmósfera. Investigadores de la Universidad de Stanford han revelado recientemente una solución innovadora y de bajo costo: transformar rocas comunes en materiales capaces de absorber y almacenar de manera duradera el CO2.


¿Un esparcido de productos que fertilizan y capturan CO2 al mismo tiempo?

El principio de este método se basa en un fenómeno natural: la meteorización de los silicatos. Estos minerales, abundantes en la Tierra, reaccionan lentamente con el agua y el CO2 para formar carbonatos estables. Sin embargo, esta reacción tarda miles de años. Por ello, los investigadores han buscado acelerar este proceso natural.

Una transformación mineral eficaz


El equipo de investigadores de Stanford ha desarrollado un método innovador para acelerar el proceso natural de captura de dióxido de carbono (CO2) por los minerales. Inspirándose en la técnica utilizada para fabricar cemento, han creado un proceso que consiste en calentar juntos óxido de calcio y silicatos de magnesio. Esta reacción química genera una transformación que resulta en la formación de dos compuestos altamente reactivos: el óxido de magnesio y el silicato de calcio. Estos últimos tienen la capacidad de absorber el CO2 presente en la atmósfera, incluso en bajas concentraciones, y transformarlo en carbonatos estables, atrapándolo de manera permanente.

Los resultados obtenidos en el laboratorio son prometedores. Los minerales transformados han demostrado una capacidad de captura de CO2 aumentada en comparación con la de los silicatos naturales, y a una velocidad significativamente mayor. Según los investigadores, cada tonelada de material reactivo producido mediante este proceso podría eliminar una tonelada de CO2 de la atmósfera. Este descubrimiento abre el camino a una aplicación a gran escala, ofreciendo una solución viable para reducir significativamente la concentración de CO2 en la atmósfera y combatir el cambio climático.

Este método presenta dos ventajas principales: es económico y fácilmente adaptable a escala industrial. Las materias primas necesarias (óxido de calcio y silicatos de magnesio) son abundantes y de bajo costo. Además, el proceso de transformación mineral puede realizarse en hornos convencionales, ya utilizados en la producción de cemento. Por lo tanto, esta tecnología podría implementarse rápidamente a gran escala, ofreciendo una solución concreta y eficaz para combatir la acumulación de CO2 en la atmósfera y sus efectos nocivos sobre el clima.

Aplicaciones múltiples


Las aplicaciones potenciales de este descubrimiento son amplias y podrían transformar nuestro enfoque de la gestión del carbono. Una de las opciones más prometedoras es el esparcido de los minerales reactivos en grandes extensiones de tierra. Podemos imaginar campos donde, además de cultivar alimentos, contribuimos activamente a capturar el CO2 atmosférico. Estos minerales, actuando como verdaderos imanes de carbono, podrían dispersarse en terrenos agrícolas, zonas industriales o incluso terrenos baldíos, ofreciendo una solución simple y eficaz para reducir la huella de carbono de diversas actividades humanas.

De hecho, más allá de la captura de CO2, estos minerales también podrían desempeñar un papel en la mejora de la calidad del suelo. Presentan una utilidad adicional para mejorar la fertilidad y la estructura del suelo, aportando nutrientes esenciales para las plantas y fomentando una agricultura más sostenible y productiva. Esta doble acción, tanto en la captura de CO2 como en la calidad del suelo, abre perspectivas interesantes para un uso integrado de estos minerales en el marco de una agricultura respetuosa con el medio ambiente.

Es importante señalar que estas aplicaciones aún no están en la etapa de despliegue a gran escala. Se necesitan más investigaciones para evaluar el impacto a largo plazo de estos minerales en los ecosistemas y para optimizar su uso en diferentes contextos. Sin embargo, los primeros resultados son alentadores y sugieren que este enfoque podría desempeñar un papel significativo en la lucha contra el cambio climático, al mismo tiempo que ofrece beneficios adicionales para la agricultura y la gestión del suelo.
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