☄️ C/2025 K1 (ATLAS): el objeto se divide en tres ante los ojos de los astrónomos

Publicado por Adrien,
Fuente: Italian National Institute for Astrophysics
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La observación de un objeto desintegrándose en el espacio ofrece un espectáculo tan raro como instructivo. Los astrónomos pudieron seguir en directo la fragmentación de C/2025 K1 (ATLAS), un evento que revela las fuerzas extremas a las que están sometidos estos cuerpos helados cuando se acercan al Sol.

El cometa C/2025 K1 (ATLAS) había sido descubierto en mayo de 2025 y se había ido iluminando progresivamente al acercarse a nuestra estrella. Bajo el efecto del calor solar, los gases congelados contenidos en su núcleo se transformaron en vapor, formando una nube luminosa llamada coma. El viento solar luego sopló esta materia hacia atrás, creando la cola característica que asociamos con los cometas visibles. Desafortunadamente para los observadores terrestres, nunca llegó a ser lo suficientemente brillante para ser visto a simple vista.


Fragmentación del cometa C/2025 K1 (ATLAS) capturada por el telescopio Copernicus de 1,82 m en el observatorio de Asiago en Italia.
Crédito: F. Ferrigno/INAF/Univ. Parthenope

El paso cercano al Sol el 8 de octubre afectó profundamente la estructura interna del cometa, preparando el escenario para su espectacular dislocación. Las noches del 11 y 12 de noviembre, los astrónomos que utilizaban el telescopio Copernicus en Italia presenciaron la separación del núcleo en varios fragmentos. La astrónoma Mazzotta Epifani confirmó en una declaración publicada en el sitio del Instituto Nacional de Astrofísica italiano que se habían formado dos fragmentos principales de tamaño similar, distantes aproximadamente 2.000 kilómetros, con un tercer fragmento más pequeño y débil sospechado.

Gianluca Masi del Virtual Telescope Project también registró vistas notables de este evento los días 12 y 13 de noviembre, mostrando una amplia sección del núcleo desprendiéndose de la parte principal. Explicó que la animación mostraba cómo evolucionaban los fragmentos durante 24 horas después de la ruptura, gracias a condiciones de observación excepcionales y la alta resolución de su instrumento. Estos valiosos detalles documentan el proceso de destrucción de los cometas.

Este cometa provendría del cinturón de Kuiper, una región lejana del Sistema solar más allá de Neptuno, llena de cuerpos helados. Su probable primer viaje hacia las regiones internas del Sistema solar, seguramente tras una perturbación gravitacional, terminó con su desintegración, convirtiéndolo en una cápsula del tiempo preservada desde la formación del Sistema solar. El análisis de su composición podría informarnos sobre la nebulosa primitiva que dio origen a los planetas actuales.


Imagen de C/2025 K1 (ATLAS) capturada por Gianluca Masi del Virtual Telescope Project mostrando la evolución de los fragmentos.
Crédito: Gianluca Masi, Virtual Telescope Project

Es importante precisar que C/2025 K1 (ATLAS) no tiene ninguna relación con el cometa interestelar 3I/ATLAS que recientemente ha dado que hablar. Su nombre común viene simplemente del programa ATLAS (Asteroid Terrestrial-Impact Last Alert System) que las detectó. Mientras que uno intriga por su origen externo al Sistema solar, el otro nos ofrece una lección sobre el destino de los cometas locales sometidos a los rigores de su viaje orbital.

La estructura frágil de los cometas


Los cometas están compuestos de una mezcla de hielos (agua, monóxido de carbono, dióxido de carbono) y polvo, formando un núcleo sólido a menudo comparado con una bola de nieve sucia. Cuando se acercan al Sol, las radiaciones solares vaporizan los hielos superficiales, creando una atmósfera temporal llamada coma.

Esta envoltura gaseosa puede extenderse por decenas de miles de kilómetros, mientras que la presión de radiación y el viento solar empujan las partículas para formar las colas características. La cola de polvo, blanca y curvada, sigue la órbita del cometa, mientras que la cola iónica, azulada y rectilínea, apunta siempre en dirección opuesta al Sol.

La estructura del núcleo cometario es a menudo frágil y heterogénea, con fallas internas que lo hacen vulnerable a las fuerzas de marea y a las tensiones térmicas. Estas debilidades estructurales explican por qué algunos cometas se rompen espontáneamente durante sus pasos cercanos al Sol, como mostró C/2025 K1 (ATLAS).

El estudio de estas fragmentaciones permite a los astrónomos comprender mejor la composición interna de los cometas y los procesos que presidieron la formación del Sistema solar hace 4.600 millones de años.

El cinturón de Kuiper, reservorio de cometas


El cinturón de Kuiper es una vasta región en forma de disco situada más allá de la órbita de Neptuno, entre 30 y 50 unidades astronómicas del Sol. Contiene miles de pequeños cuerpos helados, restos de la formación del Sistema solar, algunos de los cuales son gradualmente desviados hacia el interior bajo la influencia gravitacional de los planetas gigantes.

Los objetos del cinturón de Kuiper están principalmente compuestos de hielos volátiles (metano, amoníaco, agua) mezclados con rocas silicatadas. Su tamaño varía desde unos pocos kilómetros hasta más de 2.000 km para los más grandes como Plutón y Eris. Estos cuerpos preservan la composición primitiva de la nebulosa solar.

Cuando son perturbados gravitacionalmente, algunos de estos objetos se convierten en cometas de largo período que realizan entonces una órbita muy elíptica acercándolos al Sol. C/2025 K1 (ATLAS) pertenecería a esta categoría, realizando su primer viaje hacia las regiones internas del Sistema solar.

El estudio de estos cometas originarios del cinturón de Kuiper proporciona información valiosa sobre las condiciones que reinaban en el Sistema solar durante su formación, mucho antes de la aparición de los planetas actuales.
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