La inyección de botox podría reducir los dolores pélvicos y mejorar la calidad de vida de las mujeres que sufren dolores menstruales severos. Además, la eficacia de este enfoque es tal que reduciría el uso de medicamentos habitualmente recetados para este problema de salud, lo que se traduciría en una disminución del costo global de los tratamientos.
Esto es lo que concluye un equipo de investigación de la Universidad de Aix-Marsella y de la Universidad Laval al término de un estudio cuyos resultados acaban de publicarse en el
Journal of Gynecology Obstetrics and Human Reproduction.
"Aproximadamente el 3% de las mujeres sufren dolores menstruales severos. Como no responden a los analgésicos y a las hormonas que suelen recetarse para los casos de dismenorrea (menstruación dolorosa), su calidad de vida se ve seriamente afectada", explica Jean Martial Kouame, primer autor del estudio y becario posdoctoral en el equipo de
Jason Robert Guertin, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Laval e investigador del Centro de Investigación del CHU de Quebec - Universidad Laval.
Las mujeres que padecen dismenorreas severas consultan a numerosos médicos y otros especialistas de la salud con la esperanza de encontrar un remedio para sus males. Además, como los medicamentos que se les recetan son poco efectivos, deben cambiar continuamente de medicación. "Todo esto genera costos sustanciales para el sistema de salud", señala el becario posdoctoral. "Además, su condición afecta su funcionamiento diario y las obliga a ausentarse regularmente del trabajo, lo que representa costos indirectos importantes."
Estudios realizados en los últimos 10 años sugieren que el botox podría aliviar las dismenorreas severas al impedir las contracciones de los músculos pélvicos asociadas a estos dolores. El equipo de la Universidad de Aix-Marsella y de la Universidad Laval quiso confirmar estos resultados y realizar un análisis farmacoeconómico de este tratamiento en el contexto francés.
El equipo recopiló datos de mujeres tratadas por dismenorreas severas en el Centro de Investigación en Salud de la Mujer de Aix-en-Provence. En una primera etapa, 120 pacientes recibieron un tratamiento que incluía analgésicos, medicamentos contra los dolores neuropáticos, hormonas y terapia cognitivo-conductual. Posteriormente, las 100 mujeres que no habían respondido a estos tratamientos recibieron una inyección de botox. Sus médicos también les recetaron analgésicos para aliviar los dolores causados por la intervención y los provocados por la dismenorrea. "Se necesita aproximadamente un mes para que el botox produzca completamente sus efectos sobre los músculos", precisa Jean Martial Kouame.
Las mujeres que se beneficiaron de una inyección de botox experimentaron una disminución importante de sus dolores menstruales, resume el becario posdoctoral. "En algunas mujeres, estos dolores desaparecieron completamente y no hubo recaídas durante más de un año. Su calidad de vida, incluyendo su vida sexual, aumentó considerablemente."
Un modelo farmacoeconómico elaborado por el equipo de investigación permitió comparar los costos generados por el tratamiento habitual y por el tratamiento con botox, asumiendo un refuerzo de las inyecciones cada seis meses. Después de un año, el tratamiento con botox generaría ahorros del orden de 1700 dólares canadienses por paciente. Después de 10 años, se habla de ahorros que superan los 9750 dólares.
Tratamiento experimental
Actualmente, las inyecciones de botox para las dismenorreas severas aún se consideran un tratamiento experimental en Francia y el procedimiento no está cubierto por el sistema público de salud. "Las cosas podrían cambiar si el estudio aleatorizado que hemos emprendido con 300 pacientes fuera concluyente", argumenta el posdoctorando. "Esto también podría facilitar el reconocimiento de este tratamiento en Quebec. No solo es el botox un tratamiento prometedor para las mujeres que no responden al tratamiento habitual contra los dolores menstruales severos, sino que permitiría a la sociedad realizar ahorros sustanciales."
Los otros firmantes de
el estudio publicado en el Journal of Gynecology Obstetrics and Human Reproduction son Jason Robert Guertin, Éric Bautrant, Christine Levêque y Carole Siani.