La calor provoca dolores de cabeza: ¿por qué?

Publicado por Adrien - Hace 21 días - Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
¿Por qué los días calurosos parecen desencadenar dolores de cabeza recurrentes en tantas personas? Una pregunta que ha intrigado a los científicos durante mucho tiempo.

Los dolores de cabeza estivales no están únicamente ligados al calor. Varios factores ambientales y cambios en el estilo de vida también contribuyen a este fenómeno, según algunos expertos.


Los estudios muestran una correlación entre el aumento de las temperaturas y los dolores de cabeza. Sin embargo, el calor por sí solo no lo explica todo. El Dr. Nolan Pearson, especialista en dolores de cabeza en el Centro Médico Cedars-Sinai, destaca la importancia de examinar otros factores.

En verano, la calidad del aire a menudo se degrada. El aire caliente favorece la formación de ozono, un gas nocivo, y otros contaminantes. Estos elementos pueden desencadenar dolores de cabeza en personas sensibles. La exposición incrementada a la luz, en particular a los rayos UV, complica la situación. Aunque la luz intensa no es directamente responsable, puede exacerbar los dolores de cabeza en quienes sufren de migrañas.

Los cambios en la rutina también juegan un papel clave. La deshidratación, debido a una falta de hidratación adecuada durante periodos de calor, es una causa frecuente de dolores de cabeza. Asimismo, las fluctuaciones en los niveles de azúcar en la sangre, causadas por una disminución del apetito, también pueden ser responsables.

Finalmente, las noches calurosas a menudo alteran el sueño, esencial para evitar las migrañas y otros dolores de cabeza. Un sueño insuficiente o de mala calidad aumenta el riesgo de crisis dolorosas.

¿Por qué el calor perturba el sueño?

El sueño está estrechamente relacionado con la regulación de la temperatura corporal. Durante la noche, nuestro cuerpo disminuye naturalmente su temperatura para facilitar un sueño profundo y reparador. Cuando el ambiente es demasiado caliente, este proceso se ve alterado, lo que dificulta el inicio del sueño y afecta su calidad.

Además, el calor puede aumentar la frecuencia de los despertares nocturnos. El cuerpo lucha por enfriarse, lo que impide alcanzar las fases profundas del sueño, esenciales para la recuperación física y mental. Así, un ambiente para dormir demasiado cálido puede no solo retrasar el inicio del sueño, sino también alterar la continuidad y la profundidad del sueño, llevando a consecuencias como la fatiga diurna y una mayor susceptibilidad a los dolores de cabeza.
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