Los ácidos grasos omega-3, presentes en los pescados y en ciertos aceites, son reconocidos por sus numerosos beneficios para la salud, especialmente la cardiovascular y mental. Un reciente estudio añade un nuevo beneficio a esta lista: la reducción de la agresividad.
Un estudio realizado por Adrian Raine, neurocriminólogo de la Universidad de Pensilvania, y publicado en
Aggression and Violent Behavior, muestra que la suplementación con omega-3 puede disminuir la agresividad. Esta investigación se basa en un metaanálisis de veintinueve ensayos aleatorizados y controlados, realizados entre 1996 y 2024, que involucraron a casi 4,000 participantes. Los resultados indican una reducción del 30 % de los comportamientos agresivos, sean reactivos (en respuesta a una provocación) o proactivos (planificados).
Los omega-3 juegan un papel clave en la estructura y el funcionamiento del cerebro, influyendo en los neurotransmisores y la expresión de genes. Según los investigadores, esta acción neuroquímica explicaría por qué estos ácidos grasos pueden atenuar los comportamientos agresivos. Adrian Raine precisa que aunque los omega-3 no son una solución milagrosa contra la violencia, pueden constituir una ayuda valiosa.
Los resultados del estudio sugieren que la suplementación con omega-3 podría ser beneficiosa en diversos contextos, como en hospitales o en establecimientos penitenciarios. Adrian Raine y sus colegas fomentan la implementación de este enfoque, a la vez que subrayan la necesidad de investigaciones adicionales para evaluar los efectos a largo plazo.
Trabajos anteriores también respaldan esta tesis. Un estudio estadounidense de 2001 ya había establecido un vínculo entre un consumo elevado de pescado, rico en omega-3, y tasas más bajas de homicidios. Además, un estudio de 2017 realizado por investigadores de las Universidades de California y Ohio demostró que estos ácidos grasos esenciales favorecen el buen funcionamiento cerebral y reducen los episodios de violencia.
Los omega-3 no solo son útiles contra la agresividad. También contribuyen a la prevención de enfermedades cardiovasculares, a la reducción de la inflamación, y apoyan el desarrollo del feto. Adrian Raine recomienda a los padres incluir una o dos porciones adicionales de pescado por semana en la alimentación de sus hijos agresivos, como complemento a los tratamientos médicos o psicológicos.
Así, aunque los complementos de omega-3 no pueden resolver todos los problemas de violencia, representan una opción accesible y prometedora para moderar la agresividad. Los investigadores llaman a integrar estos descubrimientos en las prácticas corrientes y a continuar los estudios para confirmar su eficacia a largo plazo.