Las dietas muy ricas en proteínas, también llamadas "dietas paleolíticas", están de moda.
Utilizando modelos de ratones, científicos de la Universidad de Ginebra (UNIGE) estudiaron su impacto. Efectivas para regular el peso y estabilizar la diabetes, no están exentas de riesgos.
El exceso de proteínas aumenta fuertemente la producción de amonio y el hígado, encargado de su eliminación, se ve sobrecargado. El exceso de amonio puede provocar trastornos neurológicos llegando hasta el coma en los casos más severos. Estos resultados, publicados en el
Journal of Biological Chemistry, invitan a ser cautelosos al adoptar estas dietas.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad metabólica en constante aumento. En Suiza, se estima que más de 400,000 personas la padecen. Tanto un estilo de vida sedentario como una alimentación muy rica provocan que el páncreas, dañado, tenga dificultades para regular el nivel de azúcar en la sangre. Aunque los tratamientos actuales permiten a las personas afectadas controlar el progreso de la enfermedad, no la curan. Gran parte de su manejo consiste en perder peso.
"Las dietas ricas en proteínas animales y/o vegetales, llamadas paleolíticas, pueden ser utilizadas para estabilizar la diabetes tipo 2 y regular el peso", explica Pierre Maechler, profesor ordinario del Departamento de Fisiología Celular y Metabolismo de la Facultad de Medicina de la UNIGE, quien dirigió estos trabajos. Estas dietas se inspiran en la alimentación a base de carne que prevalecía en la época prehistórica. "¿Pero cuáles son sus consecuencias en el organismo? ¿Son realmente inofensivas? Es lo que hemos buscado saber."
El hígado bajo presión
El amonio es un desecho normal resultante de la degradación de las proteínas, que se elimina en gran parte en el hígado en forma de urea no tóxica por una enzima, la glutamato deshidrogenasa, o GDH. En caso de sobrecarga de proteínas, la enzima GDH se ve presionada. Con el fin de estudiar el impacto de las dietas hiperproteicas, el equipo de Pierre Maechler alimentó a ratones saludables y a ratones carentes de la enzima GDH en el hígado con alimentos ricos en proteínas que imitaban las dietas denominadas paleolíticas.
Los científicos observaron que en los ratones saludables, aunque el exceso de proteínas aumenta la producción de amonio, el hígado logra gestionar este exceso gracias a la acción de la enzima GDH que desintoxica el amonio antes de que cause daños. "En cambio, en los ratones que no tienen la enzima GDH, el hígado no logra deshacerse del exceso de amonio tóxico proveniente de las proteínas. No se necesitan semanas o meses, un cambio de alimentación durante unos días basta para observar consecuencias mayores", explica Karolina Luczkowska, ex-doctoranda en el Departamento de Fisiología Celular y Metabolismo de la Facultad de Medicina de la UNIGE, y primera autora del estudio.
Es necesario ser prudente
Estos resultados sugieren que en caso de disfunción de la enzima GDH, las dietas hiperproteicas provocarían un exceso dañino de amonio. El amonio, no eliminado por el hígado, puede causar trastornos graves, especialmente neurológicos.
Con base en una prueba de sangre, sería posible evaluar la actividad de la GDH y evitar sobrecargar de proteínas el metabolismo de las personas en las que la enzima GDH no lo permita. "Es importante informarse bien antes de seguir una dieta hiperproteica", concluye Pierre Maechler.