El flúor en el agua potable: un riesgo importante para los niños 💧

Publicado por Cédric,
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Environmental Health Perspectives
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La presencia de flúor en el agua potable, e incluso su adición en algunos países (una práctica común para prevenir las caries), genera hoy en día preocupaciones. Un estudio reciente sugiere que la exposición al flúor, especialmente durante el embarazo y la primera infancia, podría afectar el desarrollo cerebral de los niños.


Durante décadas, muchos países, como Estados Unidos, Canadá y Australia, han añadido flúor a sus redes de agua potable. Sin embargo, esta medida de salud pública, aunque efectiva para la salud dental, está siendo cuestionada por nuevas investigaciones. Un equipo del Instituto Karolinska en Suecia ha estudiado el impacto del flúor en el desarrollo cognitivo, revelando resultados preocupantes.

El flúor en el agua: una práctica extendida pero controvertida


El flúor está presente de forma natural en el agua, pero en concentraciones a menudo demasiado bajas para prevenir las caries. Para remediarlo, algunos países añaden flúor a sus redes de agua potable, en niveles de aproximadamente 0,7 mg por litro. Esta práctica, aunque considerada segura por las autoridades sanitarias, sigue siendo controvertida.

Maria Kippler, profesora asociada del Instituto Karolinska, destaca que incluso concentraciones relativamente bajas de flúor podrían influir en el desarrollo temprano de los niños. Las críticas se centran especialmente en los riesgos potenciales para la salud cognitiva, que podrían superar los beneficios dentales.

Un estudio revelador realizado en Bangladesh


Para evaluar el impacto del flúor, los investigadores siguieron a 500 madres y sus hijos en una región rural de Bangladesh, donde el flúor está presente de forma natural en el agua. Midieron los niveles de flúor en la orina de las madres y los niños, y luego evaluaron las capacidades cognitivas de los niños a los cinco y diez años.

Los resultados muestran que niveles elevados de flúor en las madres estaban asociados con capacidades cognitivas reducidas en sus hijos. Las áreas más afectadas fueron el razonamiento verbal y el procesamiento sensorial, esenciales para el aprendizaje y la comunicación. Estos efectos se observaron en niveles de flúor significativamente inferiores a los umbrales de seguridad definidos por la OMS y la UE, establecidos en 1,5 mg/L.

Efectos a largo plazo


Los investigadores notaron que los niveles de flúor en los niños de cinco años no estaban fuertemente correlacionados con sus rendimientos cognitivos. Esto podría explicarse por una duración de exposición más corta o una absorción variable del flúor en los niños pequeños.

Por el contrario, a los diez años, los niños con niveles de flúor superiores a 0,72 mg/L presentaban déficits cognitivos significativos. Estos resultados subrayan la complejidad de los efectos del flúor en el desarrollo y la necesidad de continuar las investigaciones para comprender mejor estos mecanismos.

Para profundizar: ¿cómo afecta el flúor al cerebro?


El flúor, al atravesar la barrera placentaria, puede llegar al feto durante el embarazo. Una vez en el organismo, podría perturbar el desarrollo neuronal al interferir con la comunicación entre las células del cerebro. Estudios en animales y epidemiológicos sugieren que el flúor afecta especialmente las áreas cerebrales involucradas en el lenguaje, la memoria y la percepción sensorial.

Los mecanismos biológicos precisos aún están por dilucidar, pero algunas hipótesis apuntan a una perturbación de las enzimas y proteínas esenciales para el funcionamiento neuronal. Por ejemplo, el flúor podría alterar la producción de neurotransmisores, las moléculas que permiten a las neuronas comunicarse entre sí. Esto explicaría por qué los niños expuestos a niveles elevados de flúor presentan dificultades en áreas como el razonamiento verbal o la comprensión sensorial.

Además, el flúor podría influir en la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y remodelarse en función de las experiencias. Esta plasticidad es esencial durante la infancia, un período en el que el cerebro se desarrolla rápidamente. Una exposición excesiva al flúor podría, por tanto, limitar esta adaptabilidad, afectando duraderamente las capacidades de aprendizaje y cognición.

Finalmente, los efectos del flúor en el cerebro podrían variar según la edad y el sexo. Algunos estudios sugieren que las niñas podrían ser más sensibles a los efectos del flúor que los niños, aunque esta diferencia aún no está claramente establecida. Estas variaciones subrayan la complejidad de las interacciones entre el flúor y el desarrollo cerebral, requiriendo investigaciones más profundas para comprender mejor estos mecanismos y sus implicaciones a largo plazo.
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