Descubren una inquietante relación entre el agua potable y el cáncer 🚨

Publicado por Cédric,
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Journal of Exposure Science & Environmental Epidemiology
Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
¿Podría el agua que bebemos esconder un peligro invisible? Un estudio reciente revela que los PFAS, sustancias químicas persistentes, contaminan casi la mitad de las reservas de agua potable en Estados Unidos y podrían aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer.

Estas sustancias, apodadas "contaminantes eternos" debido a su resistencia a la degradación, están omnipresentes en nuestro entorno. Utilizadas en numerosos productos cotidianos, se acumulan en los suelos, el agua e incluso en nuestro organismo. Un equipo de investigadores ha explorado su impacto en la salud, revelando vínculos preocupantes con varios tipos de cáncer.

Los PFAS: una amenaza silenciosa

Los PFAS, o sustancias per- y polifluoroalquiladas, son compuestos químicos sintéticos utilizados durante décadas en la industria. Su estabilidad los hace extremadamente persistentes en el medio ambiente, donde contaminan el agua potable, los suelos y las cadenas alimentarias.

Presentes en envases, textiles o productos de limpieza, estos contaminantes se infiltran en las reservas de agua. En Estados Unidos, cerca del 45 % de las fuentes de agua potable los contienen, exponiendo a millones de personas a riesgos sanitarios aún poco comprendidos.

Un vínculo alarmante con el cáncer

El estudio, publicado en el Journal of Exposure Science & Environmental Epidemiology, analizó los datos de contaminación del agua y las tasas de cáncer entre 2016 y 2021. Los resultados muestran un aumento de hasta el 33 % en ciertos tipos de cáncer en las zonas más contaminadas.

Los cánceres digestivos, endocrinos y respiratorios son los más afectados. Los hombres presentan un mayor riesgo de cánceres urinarios y cerebrales, mientras que las mujeres son más propensas a sufrir cáncer de tiroides y de tejidos blandos.

Impactos diferenciados según el sexo

Los investigadores observaron variaciones significativas entre hombres y mujeres. En los primeros, los PFAS parecen favorecer el cáncer de cerebro y riñón. En las segundas, los riesgos de cáncer de tiroides y tejidos blandos son más elevados.

Estas diferencias podrían explicarse por mecanismos biológicos distintos, relacionados con las alteraciones hormonales causadas por los PFAS. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para confirmar estas hipótesis.

Una regulación insuficiente

Frente a estos riesgos, las autoridades estadounidenses han anunciado medidas para limitar la presencia de seis tipos de PFAS en el agua potable para 2029. No obstante, los científicos consideran que estas acciones son demasiado tímidas.

Hacen un llamado a una mayor vigilancia de los PFAS menos estudiados y a la adopción de normas más estrictas. Reducir la exposición a estas sustancias sigue siendo una prioridad para proteger la salud pública y prevenir nuevos casos de cáncer.

Agua potable vs agua embotellada: ¿cuál es más segura?

El agua del grifo, señalada aquí por su contaminación con PFAS, no es la única afectada. El agua embotellada, percibida como una alternativa más segura, también podría contener estos "contaminantes eternos". Estudios recientes han detectado trazas de PFAS en algunas marcas de agua embotellada, aunque los niveles varían considerablemente.

Las regulaciones sobre los PFAS en el agua embotellada son menos estrictas que para el agua potable. En Estados Unidos, por ejemplo, no existe una norma federal específica para los PFAS en el agua embotellada. Esto significa que los consumidores no siempre pueden estar seguros de la calidad del agua que beben.

Los límites del agua embotellada

Aunque el agua embotellada puede parecer más pura, no está exenta de riesgos. Los PFAS pueden provenir de la fuente de agua misma o ser introducidos durante el proceso de embotellado. Además, las botellas de plástico pueden liberar otros contaminantes, especialmente si están expuestas al calor.

Finalmente, el agua embotellada plantea importantes problemas ambientales, como la producción de residuos plásticos. Ante estos desafíos, mejorar la calidad del agua del grifo y fortalecer las regulaciones sobre los PFAS parecen ser soluciones más sostenibles y efectivas para proteger la salud pública.
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