A diferencia de las rígidas varillas metálicas de nuestros buenos y viejos routers, esta innovación se basa en una arquitectura ingeniosa. Utiliza "metamateriales", estructuras cuyas propiedades no vienen de su composición, sino de su forma geométrica cuidadosamente calculada. Al cambiar esta forma, se cambia su funcionamiento.
Una meta-antena (material reticulado brillante) podría integrarse en una cortina permitiendo ajustar dinámicamente la iluminación doméstica. Aquí, un prototipo se ve retraído (arriba a la izquierda), desplegado (abajo) y junto al mecanismo de bloqueo (arriba a la derecha).
El truco consiste en construir la antena como un sándwich. En el centro, una capa de caucho flexible. A cada lado, una fina capa conductora, aplicada con una pintura especial. El conjunto se corta con láser para obtener una estructura que puede torcerse, comprimirse o estirarse sin romperse.
Una antena que siente y que escucha
El interés es doble. En primer lugar, esta flexibilidad permite que una sola antena cubra varias bandas de frecuencias. Un simple gesto basta para que pase de la 4G al Wi-Fi, por ejemplo, sin necesidad de varios componentes electrónicos.
En segundo lugar, y quizás lo más sorprendente, esta deformación se convierte en una fuente de información. Al medir el cambio de frecuencia provocado por un estiramiento, la antena se transforma en sensor. Podría, por ejemplo, integrarse en la tela de una camiseta para medir la respiración de un atleta detectando los movimientos de su pecho, o incluso asociarse a un videojuego para captar los movimientos corporales del jugador.
Las aplicaciones son vastas. Podemos imaginar unos auriculares que cambien del modo "reducción de ruido" al modo "conversación transparente" simplemente doblando ligeramente una de sus patillas. Los investigadores lo han probado con éxito.
Prototipos que anuncian el futuro
Para hacer esta tecnología accesible, el equipo también ha desarrollado un software de diseño simplificado. Cualquier fabricante podría así diseñar su propia antena a medida y fabricarla con una simple cortadora láser.
La durabilidad no se queda atrás. Las pruebas son concluyentes: el prototipo soporta más de 10.000 compresiones sin perder sus propiedades. Una robustez esencial para una integración en nuestros objetos cotidianos.
Mañana, estas antenas podrían tejerse directamente en nuestra ropa conectada, o imprimirse sobre todo tipo de superficies, desde el interior de un coche hasta las paredes de una casa inteligente, para interactuar discretamente con nuestro entorno.