La búsqueda de alternativas a los repelentes sintéticos contra mosquitos toma un nuevo rumbo con el estudio del microbioma cutáneo. Modificar la flora microbiana de nuestra piel podría ser la clave para hacernos menos atractivos para estos insectos, responsables, en el mejor de los casos, de noches en vela y, en el peor, de la propagación de enfermedades.
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Los mosquitos se sienten atraídos por el olor único que emite nuestra piel, especialmente por las moléculas liberadas durante la descomposición de nuestro sudor por las bacterias. Un estudio reciente reveló la existencia de compuestos químicos producidos por el microbioma cutáneo capaces de repeler a los mosquitos, incluido el Aedes aegypti, responsable de transmitir enfermedades como el dengue, el Zika, la fiebre amarilla y el chikungunya. Estos hallazgos sugieren que, al modificar nuestro microbioma para emitir ciertos olores, podríamos prevenir eficazmente las picaduras de mosquitos.
El equipo de investigación cultivó varias cepas bacterianas presentes en la piel humana, incluidos los géneros Staphylococcus y Corynebacterium. Luego analizaron los compuestos volátiles emitidos por estas bacterias y su efecto en el comportamiento de los mosquitos. Tres volátiles cutáneos fueron identificados como repelentes: el ácido 2-metilbutírico, el ácido 3-metilbutírico y el geraniol. Por el contrario, el ácido láctico, producido por las bacterias, atrae fuertemente a los mosquitos.
Los autores del estudio sugieren que el microbioma cutáneo podría ser modificado para dejar de producir químicos atractivos o, por el contrario, para producir repelentes. Además, reducir la producción de ácido láctico también podría ayudar a prevenir las picaduras.
Esta investigación abre el camino a estrategias innovadoras para la prevención de enfermedades transmitidas por mosquitos, explotando la biología misma de nuestra piel. Subraya la importancia de comprender las interacciones complejas entre nuestro microbioma y los insectos vectores de enfermedades para desarrollar métodos de protección más naturales y potencialmente más seguros que los repelentes químicos actuales.