Un protocolo innovador promete avances importantes para los pacientes con cáncer de vejiga. Nuevas combinaciones terapéuticas muestran resultados prometedores en términos de supervivencia.
Los investigadores han probado una combinación entre quimioterapia e inmunoterapia. El objetivo: reducir las recurrencias y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
En Francia, cada año, entre 13 000 y 20 000 personas son diagnosticadas con cáncer de vejiga. Entre estos casos, aproximadamente un cuarto representa formas más agresivas, donde los tumores alcanzan e infiltran el músculo vesical. Estas formas llamadas "infiltrantes" plantean grandes desafíos terapéuticos, ya que son más difíciles de tratar y a menudo están asociadas a un mayor riesgo de complicaciones y recurrencias.
El tratamiento clásico para los pacientes con cáncer de vejiga generalmente se basa en una quimioterapia, seguida de una intervención quirúrgica de gran envergadura llamada cistectomía radical, que consiste en la extracción total de la vejiga. Sin embargo, incluso con este protocolo, que se considera de referencia, el riesgo de recaída sigue siendo preocupante, con un número significativo de pacientes que recaen después de la cirugía.
Es en este contexto que la inmunoterapia, como complemento a los tratamientos existentes, podría ofrecer una alternativa eficaz para estos pacientes en la reducción de las recurrencias.
El durvalumab, un anticuerpo monoclonal usado en combinación con quimioterapia, ha mostrado resultados prometedores en el ensayo NIAGARA. Este tratamiento permitió una reducción notable en las recurrencias y en el índice de mortalidad. Los investigadores observaron una supervivencia global del 82,2 % a los 24 meses en los pacientes que recibieron durvalumab, frente al 75,2 % en el grupo de control. El riesgo de recurrencia se redujo en un 32 % y la tasa de supervivencia global aumentó en un 25 %.
La inmunoterapia funciona neutralizando los mecanismos de protección que utilizan las células cancerosas para escapar del ataque del sistema inmunológico. Al desactivar estas defensas, permite que las células inmunitarias reconozcan y destruyan mejor las células tumorales. Este enfoque no solo favorece una respuesta inmunitaria más efectiva, sino que también prolonga la supervivencia de los pacientes al retrasar la progresión de la enfermedad.
Además de estos resultados positivos, no se ha reportado toxicidad adicional con la incorporación de durvalumab. Un avance que podría redefinir los estándares terapéuticos en los próximos años.