Un equipo de la universidad Rutgers observó que ratones sin un gen específico desarrollaban una forma potente de grasa parda. Esta particularidad aumentó su esperanza de vida en un 20% y mejoró su capacidad de ejercicio en un 30%. Los investigadores planean ahora desarrollar un medicamento para reproducir estos efectos en humanos.
La grasa parda, a diferencia de la grasa blanca, quema calorías y regula la temperatura corporal. El estudio publicado en
Aging Cell muestra que también mejora la circulación sanguínea hacia los músculos durante el esfuerzo. Los ratones modificados mostraron un rendimiento físico superior, tanto en velocidad como en resistencia.
Los ratones sin la proteína RGS14 presentan signos de envejecimiento retrasado, como menos pérdida de pelo y un pelaje menos canoso. Su grasa parda también los protege de la obesidad, la diabetes y enfermedades cardiovasculares. Trasplantes de esta grasa a ratones normales reprodujeron rápidamente estos beneficios.
Stephen Vatner, director del estudio, destaca la importancia de encontrar medicamentos basados en modelos de envejecimiento saludable. Su equipo trabaja en un agente capaz de mejorar específicamente la capacidad de ejercicio y el metabolismo, en lugar de abordar el envejecimiento de manera general.
Mientras tanto, métodos como la exposición al frío pueden aumentar naturalmente la grasa parda. Sin embargo, los efectos a largo plazo sobre el envejecimiento saludable aún deben demostrarse. Stephen Vatner es optimista sobre la posibilidad de desarrollar un medicamento eficaz, ciertamente preferido por la mayoría de la gente frente a los baños de hielo.
El estudio, titulado 'Brown adipose tissue enhances exercise performance and healthful longevity', fue publicado en
Aging Cell. Ofrece una nueva comprensión del papel de la grasa parda en la longevidad y la salud.
¿Qué es la grasa parda y cómo funciona?
La grasa parda es un tipo de tejido adiposo que quema calorías para producir calor, a diferencia de la grasa blanca que almacena energía. Es particularmente activa en recién nacidos y durante la exposición al frío.
Este tejido contiene una gran cantidad de mitocondrias, las centrales energéticas de las células, que le dan su color pardo característico. Las mitocondrias utilizan ácidos grasos y glucosa para generar calor.
La grasa parda juega un papel clave en la regulación de la temperatura corporal y el metabolismo. Estudios recientes sugieren que también podría influir en la sensibilidad a la insulina y proteger contra la obesidad.
Estimular la actividad de la grasa parda es una vía prometedora para tratar enfermedades metabólicas y mejorar la salud en general.