Beata Halassy, viróloga croata, desafió los tratamientos convencionales para curar su cáncer de mama.
En 2020, utilizó un método experimental, la viroterapia oncolítica, que ella misma se administró. Después de dos meses de tratamiento, los resultados fueron espectaculares. Pero esta experiencia, llevada a cabo en su propio cuerpo, plantea importantes interrogantes éticos.
La viroterapia oncolítica consiste en utilizar virus para atacar las células tumorales. Beata Halassy, al enfrentarse a una recaída de cáncer de mama tras una mastectomía, eligió este enfoque innovador, inyectándose virus cultivados en su propio laboratorio. Los virus utilizados provenían del sarampión y de la estomatitis vesicular (VSV), cuyas propiedades antivirales ya se estudian para tratamientos contra el cáncer.
El efecto del tratamiento fue visible rápidamente. Después de solo dos meses, el tumor se redujo considerablemente y se desprendió de los tejidos circundantes. El análisis del tumor reveló una fuerte infiltración de linfocitos, lo que demuestra una activación del sistema inmunológico. Estos resultados sorprendieron a la comunidad médica, aunque todavía no existe un consenso sobre la eficacia de este enfoque para otros pacientes.
Este éxito, sin embargo, no oculta los riesgos éticos. Algunos expertos, como Jacob Sherkow, están preocupados por el hecho de que la publicación de esta experiencia pueda alentar a los pacientes a desviarse de los tratamientos clásicos. Considera que la autoexperimentación en medicina debe seguir siendo un enfoque estrictamente regulado. Sin embargo, el compartir su experiencia le permitió a Beata Halassy defender su punto de vista: es esencial no dejar que estos descubrimientos se pierdan.
Investigadores en viroterapia, como Stephen Russell, destacan que la viroterapia ya se utiliza en ensayos clínicos, pero nunca en casos tan personales. Para él, la innovación radica en el hecho de que Beata Halassy eligió tratar su enfermedad con virus que ella misma había desarrollado. Esto ha dado lugar a debates sobre la necesidad de la ética en la investigación médica y el límite entre la ciencia y la responsabilidad personal.
Ella admite que esta autoexperimentación no estuvo exenta de riesgos, pero considera que los conocimientos adquiridos deben compartirse. Beata Halassy no solo curó su cáncer, también redefinió sus prioridades científicas y ahora busca expandir sus descubrimientos a otras áreas de la virología.
Esta historia plantea preguntas sobre el lugar de la ética en la investigación médica y cómo los tratamientos alternativos, no convencionales, pueden a veces ofrecer soluciones donde la medicina clásica fracasa. Aunque esta experiencia es aislada, abre sin embargo un campo de reflexión sobre las posibilidades de la viroterapia en el tratamiento del cáncer.
Aunque su autotratamiento sea un caso único, la experiencia de Beata Halassy ilustra la búsqueda constante de nuevas soluciones frente a enfermedades a menudo incurables. Sin embargo, habrá que esperar futuros estudios para saber si la viroterapia oncolítica podrá algún día ser un método validado para los tratamientos del cáncer.
¿Qué es la viroterapia oncolítica?
La viroterapia oncolítica (OVT, por sus siglas en inglés) es un enfoque experimental para el tratamiento del cáncer que utiliza virus para atacar y destruir las células cancerosas. Estos virus están genéticamente modificados o seleccionados para dirigir su acción específicamente a las células tumorales sin afectar los tejidos sanos. La idea es que el virus infecte la célula cancerosa, la destruya, y luego estimule una respuesta inmunitaria que ayude a eliminar otras células cancerosas.
Los virus utilizados en la OVT, como los del sarampión o de la estomatitis vesicular, han sido elegidos por su capacidad de penetrar en las células tumorales y destruirlas. Algunos de estos virus también pueden activar las células inmunitarias del paciente, lo que podría reforzar la lucha contra el cáncer a largo plazo.
Aunque este enfoque aún se encuentra en gran medida en fase de investigación, los ensayos clínicos han mostrado que la OVT podría ser una alternativa o un complemento a los tratamientos clásicos como la quimioterapia.