El pequeño pero temible pulpo de anillos azules produce el veneno más potente entre los cefalópodos. Imagen Wikimedia
Contrariamente a lo que se podrÃa pensar, estos pulpos no producen ellos mismos la tetrodotoxina. Es sintetizada por bacterias simbióticas alojadas en sus glándulas salivales. Esta alianza permite al pulpo defenderse de los depredadores y capturar sus presas con una eficacia temible.
Los vibrantes anillos azules de estos pulpos sirven de advertencia a los depredadores. Este fenómeno, llamado coloración aposemática, señala la peligrosidad del animal.
Estos colores solo son visibles cuando el pulpo se siente amenazado. El resto del tiempo, puede camuflarse perfectamente en su entorno.
Esta estrategia de defensa complementa el uso del veneno. Permite evitar confrontaciones innecesarias, preservando asà la energÃa del pulpo.