La ciencia a veces nos revela comportamientos animales sorprendentes. Investigadores han observado recientemente en ratones un comportamiento, cuanto menos, inesperado: parecen ser capaces de ayudar a sus compañeros inconscientes. Este descubrimiento sugiere que el instinto de ayuda podría estar más extendido en el reino animal de lo que se pensaba.
El altruismo, a menudo considerado como una característica típicamente humana, podría en realidad tener raíces más profundas en el mundo animal. La observación de comportamientos de ayuda en ratones cuestiona nuestra comprensión de la empatía y la cooperación en los animales. Este descubrimiento abre nuevas perspectivas en el estudio de los comportamientos sociales y la evolución del altruismo.
Un comportamiento inesperado
Estudios recientes han destacado un comportamiento sorprendente en ratones de laboratorio. Frente a un ratón inconsciente, sus compañeros muestran reacciones que se asemejan a primeros auxilios. Los olfatean, lamen e incluso manipulan al ratón inconsciente, llegando a tirar de su lengua.
Los investigadores observaron que los ratones "rescatistas" se acercan a sus compañeros inconscientes y comienzan por olfatearlos y acicalarlos. Estas interacciones son suaves y parecen tener como objetivo estimular al ratón inconsciente. Si esta estimulación no es suficiente, los ratones pasan a acciones más radicales.
Una de estas acciones consiste en tirar de la lengua del ratón inconsciente. Este gesto, que puede parecer extraño, resulta ser muy efectivo para despejar las vías respiratorias y facilitar el despertar. Los investigadores incluso notaron que los ratones son capaces de retirar objetos colocados en la boca de sus compañeros inconscientes, como pequeñas bolas de plástico.
Estas observaciones sugieren que los ratones son capaces de reconocer el estado de inconsciencia en sus compañeros y adaptar su comportamiento en consecuencia. Parecen entender que el ratón inconsciente necesita ayuda y llevan a cabo acciones específicas para rescatarlo.
Los mecanismos de la ayuda
Los científicos han intentado comprender las razones de este comportamiento y han descubierto que los ratones están más dispuestos a ayudar a individuos que conocen. Este sesgo de familiaridad sugiere que su reacción no es solo un reflejo, sino que tiene en cuenta la identidad del individuo. Además, los ratones parecen ser capaces de distinguir entre un ratón inconsciente y uno que está durmiendo: los "gestos de primeros auxilios" no parecen aplicarse a ratones simplemente dormidos.
Estudios también han revelado la implicación de la oxitocina, una hormona relacionada con el apego y el comportamiento social, en estas acciones de rescate. La liberación de esta hormona en ciertas áreas del cerebro parece activar estos comportamientos de ayuda. La oxitocina es conocida por desempeñar un papel en los vínculos sociales y la empatía, lo que sugiere que los ratones podrían sentir una forma de empatía hacia sus compañeros en apuros.
Los investigadores también identificaron una zona del cerebro, la amígdala, que se activa cuando los ratones se enfrentan a un compañero inconsciente. Esta zona está implicada en el procesamiento de emociones y la toma de decisiones, lo que sugiere que los ratones evalúan la situación y deciden actuar en consecuencia.
Estos descubrimientos sugieren que los comportamientos de ayuda en ratones son el resultado de una combinación de factores: el reconocimiento del estado de angustia del otro, la activación de circuitos cerebrales relacionados con la empatía y el apego, y la decisión de actuar.
Un alcance significativo
Este descubrimiento es importante porque revela que comportamientos de ayuda complejos pueden existir en animales considerados menos evolucionados. Cuestiona la idea de que el altruismo es una característica exclusivamente humana y sugiere que este tipo de comportamiento podría estar más extendido en el reino animal de lo que se pensaba. El estudio de los comportamientos de ayuda en ratones podría ayudarnos a comprender mejor las bases biológicas y evolutivas del altruismo.
Estas investigaciones también abren perspectivas interesantes para el estudio de los trastornos del comportamiento social. Al comprender mejor los mecanismos cerebrales implicados en la empatía y el altruismo, podrían desarrollarse nuevas terapias para personas que tienen dificultades para establecer vínculos sociales o comprender las emociones de los demás.