¿Puede un hueso seguir contando la historia de un fumador, siglos después de su muerte? Sí, según un nuevo estudio británico. Los arqueólogos de Leicester revelan una huella inesperada del tabaco en nuestro esqueleto.
Una tecnología avanzada permite ahora analizar rastros invisibles en nuestros huesos. Esto podría revolucionar nuestro conocimiento sobre los impactos históricos del tabaquismo.
Investigadores han observado restos esqueléticos humanos, que datan de períodos anteriores y posteriores a la introducción del tabaco en Europa. Al comparar las muestras, notaron diferencias significativas en la composición molecular de los huesos.
Tradicionalmente, los arqueólogos identificaban a los fumadores mediante el análisis de los dientes, buscando las marcas dejadas por las pipas o el tabaco. Pero, ¿qué hacer cuando los dientes ya no están presentes?
La respuesta se encuentra en los huesos. Al concentrarse en el hueso cortical, la capa externa de los huesos, los científicos pudieron observar modificaciones químicas en los fumadores. Este método, más preciso, podría permitir replantear la osteoarqueología.
Los huesos de los fumadores se distinguen por 45 características moleculares específicas. Estos datos ofrecen una nueva perspectiva para analizar los comportamientos y estilos de vida de las poblaciones antiguas.
Entre los descubrimientos más destacados: los científicos también encontraron que el tabaco no estaba reservado exclusivamente para los hombres. Muchas mujeres y adolescentes también fumaban en esa época.
Esta investigación podría no solo enriquecer nuestra comprensión histórica, sino también ofrecer nuevas pistas para prevenir las enfermedades músculo-esqueléticas relacionadas con el tabaco.
¿Qué es el hueso cortical y cómo reacciona al tabaco?
El hueso cortical es la capa externa densa que rodea los huesos largos, cortos y planos. Representando aproximadamente el 80% de la masa ósea, asegura la solidez y protección del interior más esponjoso de los huesos. Su papel es fundamental para soportar el peso del cuerpo y absorber los impactos físicos.
El tabaco afecta al hueso cortical al dejar huellas moleculares distintas. Se observan cambios químicos en la composición de este hueso, incluso después de siglos. Estas modificaciones pueden revelar los estilos de vida de los individuos, como el tabaquismo, y los riesgos asociados con ciertas enfermedades músculo-esqueléticas.
Los investigadores han identificado 45 características moleculares distintas en los fumadores. Esto muestra el impacto del tabaco en la salud ósea y podría explicar por qué el fumar está relacionado con una mayor fragilidad ósea y un mayor riesgo de fracturas.
¿Por qué el tabaquismo debilita los huesos?
El tabaquismo afecta directamente la salud ósea al reducir la densidad mineral de los huesos, lo que aumenta su fragilidad. Los componentes tóxicos del tabaco, como la nicotina, interfieren con la absorción de calcio, un elemento esencial para el mantenimiento de huesos fuertes. Esto debilita gradualmente la estructura ósea.
Además, el consumo de tabaco interfiere en la producción de hormonas esenciales para la regeneración ósea, especialmente los estrógenos. Como resultado, la formación de tejido óseo nuevo se ralentiza. Los fumadores, por lo tanto, corren un mayor riesgo de fracturas, especialmente en la columna vertebral, caderas y muñecas.