Contrariamente a las creencias populares, el auge de los mamíferos terrestres no estaría únicamente vinculado a la desaparición de los dinosaurios. Un estudio revela que su transición había comenzado mucho antes, bajo la influencia de importantes cambios vegetales.
Este descubrimiento cuestiona la narrativa tradicional según la cual el asteroide que impactó la Tierra hace 66 millones de años habría liberado a los mamíferos del dominio de los dinosaurios. El análisis de fragmentos óseos muestra que su adaptación a la vida terrestre ya estaba en marcha, impulsada por la expansión de las plantas con flores.
Una transición iniciada antes de la catástrofe
Los investigadores de la Universidad de Bristol estudiaron extremidades óseas de mamíferos terios, antepasados de los marsupiales y placentarios actuales. Estos fragmentos, procedentes del oeste de América del Norte, revelan adaptaciones a la locomoción terrestre varios millones de años antes de la extinción del Cretácico.
Palaeontology publica estos resultados, obtenidos al comparar las estructuras óseas fósiles con las de especies modernas. Las plantas con flores, al diversificar los hábitats terrestres, habrían favorecido esta transición. Los mamíferos arborícolas, por su parte, ya estaban en declive antes del impacto del asteroide.
Este método innovador utiliza fragmentos minúsculos, donde estudios anteriores requerían esqueletos completos. Los datos provienen de colecciones museísticas en Nueva York, Calgary y California, ofreciendo una perspectiva inédita de la evolución de toda una comunidad.
Un cambio guiado por la vegetación, no por los dinosaurios
El estudio descarta la idea de que los dinosaurios obstaculizaran la evolución de los mamíferos. Su pequeño tamaño durante el Mesozoico se explicaría más bien por los ecosistemas limitados de la época. La aparición de las angiospermas creó nichos ecológicos propicios para una vida terrestre diversificada.
Los multituberculados, mamíferos primitivos extendidos en aquel entonces, no fueron incluidos en el análisis. Sus huesos, demasiado diferentes, no permitían las mismas conclusiones. Los investigadores subrayan que el hábitat vegetal jugó un papel mucho más determinante que la presencia de los dinosaurios.
Estos trabajos iluminan una adaptación progresiva, independiente de la catástrofe posterior. Sugieren que los mamíferos habrían seguido colonizando la Tierra incluso sin la extinción de los dinosaurios, tanto estaba transformándose su entorno.