Un estudio basado en datos históricos mostró que una alimentación con bajo consumo de azúcar durante los primeros años de vida puede llevar a una reducción considerable del riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en la edad adulta.
Los autores utilizaron datos extraídos de la UK Biobank, en particular aquellos relacionados con los adultos concebidos justo antes y después del fin del racionamiento de azúcar durante la guerra en el Reino Unido (en 1953).
El estudio, que fue publicado en la revista *Science*, indica que en los niños que recibieron una alimentación con bajo consumo de azúcar durante sus primeros 1,000 días (incluido el embarazo), el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en la edad adulta se reduce en un 35 % y el de desarrollar hipertensión, en casi un 20 %. Para sorpresa de los autores, un bajo consumo de azúcar durante el crecimiento in útero es suficiente para disminuir el riesgo.
Liderado por la University of Southern California, en colaboración con la University of California, Berkeley y la Universidad McGill, este estudio es uno de los primeros en producir evidencias convincentes que describen los efectos a largo plazo del consumo de azúcar durante los primeros años de vida del ser humano.
El racionamiento de ayer, la directriz de hoy
Durante el racionamiento de la Segunda Guerra Mundial y varios años después, los adultos consumían menos de 40 gramos de azúcar por día; en los niños menores de dos años, el consumo de azúcar era nulo. Sin embargo, el consumo aumentó drásticamente tras el fin del racionamiento, y este marcado contraste permite a los científicos estudiar los efectos del azúcar.
"Es interesante notar que las raciones de azúcar de esa época corresponden a las recomendaciones actuales. Nuestro estudio sugiere que si los padres siguieran estas recomendaciones, sus hijos podrían obtener beneficios significativos para la salud", señala Claire Boone, profesora adjunta en el Departamento de Economía y en el Departamento de Equidad, Ética y Políticas de la Universidad McGill y coautora del estudio.
Aunque Salud Canadá recomienda una dieta con poco o ningún azúcar añadido para los niños menores de dos años, el actual Reglamento sobre Alimentos y Medicamentos no limita la adición de azúcar en los alimentos para bebés, prescribiendo únicamente límites estrictos para la sal y los aditivos alimentarios.
Una "experiencia natural" que revela efectos a largo plazo
Según la profesora Boone, es particularmente difícil estudiar la nutrición porque controlar la dieta durante largos períodos y seguir los resultados con precisión es un desafío. "Por eso hay tantas investigaciones con conclusiones contradictorias", explica. "Esta experiencia natural nos permite observar los efectos a largo plazo del consumo de azúcar en un contexto real, lo que brinda al público una visión mucho más clara de la situación".
Mientras medidas como los impuestos al azúcar y el endurecimiento de las regulaciones sobre alimentos azucarados destinados a niños pequeños siguen siendo objeto de debate, los resultados del estudio se suman a las crecientes evidencias que muestran que la alimentación durante los primeros años tiene efectos sobre la salud a lo largo de toda la vida.
La profesora Boone añade que la próxima fase de la investigación se centrará en el efecto del consumo de azúcar en las primeras etapas de la vida sobre la inflamación y el riesgo de cáncer.
El estudio fue financiado por el National Institute on Aging de Estados Unidos. El artículo "Exposure to Sugar Rationing in the First 1000 Days of Life Protected Against Chronic Disease", de Tadeja Gracner, Claire Boone y Paul J. Gertler, fue publicado en la revista *Science*.