¿Qué les pasa a las células cancerosas después de morir? Esta pregunta, a menudo descuidada, podría revelar elementos cruciales para entender mejor el cáncer y mejorar los tratamientos.
Después de la muerte de las células cancerosas, normalmente su membrana externa se ve comprometida. En el caso de la apoptosis, una forma silenciosa de muerte celular, la célula se encoge y fragmentos de su membrana se desprenden, atrayendo a los fagocitos, células inmunitarias que eliminan los residuos. Estos fagocitos descomponen luego las células muertas en componentes más pequeños, como azúcares y ácidos nucleicos, que son reciclados por otras células del cuerpo.
Sin embargo, la muerte celular no siempre es silenciosa. En la necroptosis, una forma explosiva de muerte celular, las células cancerosas estallan, liberando su contenido interno. Los fagocitos también intervienen para eliminar estos residuos, pero este proceso puede desencadenar una inflamación. Esta inflamación puede, a veces, estimular el crecimiento de células cancerosas supervivientes, un fenómeno conocido como el efecto Révész.
Estudios recientes muestran que la liberación de residuos celulares puede acelerar la propagación de las células cancerosas. En 2018, un estudio descubrió que las citoquinas pro-inflamatorias, liberadas por los macrófagos, pueden promover el crecimiento tumoral. Estas moléculas se liberan cuando las células cancerosas mueren debido a tratamientos como la radioterapia o la quimioterapia.
Para contrarrestar este efecto, los investigadores están explorando soluciones como las resolvinas, moléculas derivadas de los omega 3 que reducen la inflamación y favorecen la eliminación de residuos celulares. Sin embargo, su eficacia en el tratamiento del cáncer aún está por confirmar.
En 2023, otro estudio reveló que el núcleo de las células cancerosas moribundas puede estallar, liberando ADN y otras moléculas que favorecen la metástasis. Bloquear estas señales podría potencialmente impedir la reaparición del cáncer después del tratamiento.
Estas investigaciones, aunque preliminares, abren perspectivas prometedoras para entender mejor los mecanismos biológicos del cáncer y desarrollar tratamientos más eficaces. La lucha contra el cáncer podría así integrar nuevos enfoques para gestionar la muerte celular y sus consecuencias.