Los dodecaedros romanos intrigan a los investigadores desde su primer descubrimiento en 1739. Estos objetos de bronce con doce caras han sido encontrados en diversas regiones del Imperio romano, sin que su utilidad haya sido claramente establecida.
La ausencia de estos objetos en Italia y su presencia en regiones celtas sugieren un origen galorromano. Michael Guggenberger, un arqueólogo clásico, ha dedicado varios estudios a estos artefactos. Plantea la hipótesis de que podrÃan tener un significado simbólico, relacionado con la filosofÃa de Platón y Pitágoras.
Las teorÃas sobre su uso son numerosas, desde instrumentos de medición hasta objetos decorativos. Sin embargo, ninguna ha podido ser confirmada de manera definitiva. Guggenberger favorece la idea de un sÃmbolo cósmico, representando el Universo en la tradición platónico-pitagórica.
Un descubrimiento particular, el de un dodecaedro en una tumba femenina en Alemania, podrÃa aportar una pista. Encontrado junto a un artefacto de hueso en forma de bastón, podrÃa tratarse de un cetro simbólico. Este hallazgo refuerza la hipótesis de un uso en rituales o como amuleto.
Estas formas eran consideradas representaciones ideales de los principios fundamentales del mundo. El dodecaedro, con sus doce caras pentagonales, simbolizaba la armonÃa y la perfección cósmica.
Esta visión influenció a numerosas culturas, incluyendo a los celtas bajo dominio romano, quienes quizás adoptaron y adaptaron estos sÃmbolos en sus propias tradiciones.