Un nuevo estudio sugiere que la flexibilidad corporal podría ser un factor determinante para la longevidad en individuos de mediana edad. Publicada en
Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, esta investigación destaca la importancia de la flexibilidad corporal no solo para el bienestar físico, sino también para la supervivencia a largo plazo.
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El estudio evaluó la flexibilidad de más de 3,000 personas de entre 46 y 65 años, en su mayoría hombres (66%). Los investigadores utilizaron un "índice de flexibilidad corporal", llamado Flexindex, que mide el rango de movimiento de 20 gestos involucrando 7 articulaciones. Este índice, que va de 0 a 80, fue en promedio un 35% más alto en mujeres que en hombres.
Los participantes fueron seguidos durante un período promedio de 12.9 años, durante el cual 302 personas (9.6%) fallecieron. Los resultados mostraron una relación inversa entre el índice Flexindex y el riesgo de mortalidad: los sobrevivientes tenían un índice Flexindex aproximadamente un 10% más alto que los no sobrevivientes. Tras ajustar por factores como la edad, el índice de masa corporal (IMC) y antecedentes médicos, se constató que los hombres con un bajo índice de Flexindex tenían un riesgo de muerte 1.87 veces mayor que aquellos con un índice alto. En mujeres, este riesgo era 4.78 veces mayor.
Claudio Gil S. Araújo, director de la investigación en la clínica Clinimex en Brasil y autor principal del estudio, enfatiza que este hallazgo agrega una nueva dimensión a la evaluación de la condición física, tradicionalmente centrada en la resistencia y la fuerza muscular. "Pudimos demostrar que la reducción de la flexibilidad corporal también está relacionada con una menor tasa de supervivencia en hombres y mujeres de mediana edad", explica. Por lo tanto, recomienda prestar más atención a los ejercicios de flexibilidad, especialmente a medida que uno envejece.
Sin embargo, el estudio no pudo establecer un vínculo causal directo entre la flexibilidad reducida y un aumento en la mortalidad. Los investigadores señalan varias limitaciones, como la composición mayoritariamente blanca y acomodada de los participantes, y la falta de control de variables como la actividad física o la alimentación. Estos elementos sugieren que la flexibilidad podría ser un indicador, en lugar de una causa directa, de un estilo de vida globalmente sano o insano.
Finalmente, aunque se necesitan más investigaciones para aclarar estos vínculos, parece relevante incluir evaluaciones de flexibilidad en los chequeos de salud física, para complementar las recomendaciones actuales en materia de ejercicio.