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¿Por qué las picaduras de mosquitos nos hacen querer rascarnos?
Publicado por Adrien, Fuente:The Conversation bajo licencia Creative Commons Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
Por Anne Poinsignon - Investigadora, Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD)
Existen aproximadamente 3.500 especies de mosquitos distribuidas por todo el mundo (excepto en la Antártida). Los mosquitos juegan ciertos roles ecológicos, forman parte de la cadena alimentaria sirviendo de presa o depredador; y aseguran un papel en la polinización al transportar polen de una planta a otra.
Imagen de ilustración Pexels
También pueden ser vectores de enfermedades graves para los humanos y otros animales, lo que puede tener consecuencias negativas para la salud pública.
¿Por qué nos pican los mosquitos?
Los mosquitos adultos, tanto machos como hembras, se alimentan del néctar de las flores para obtener una fuente de energía. Sin embargo, la hembra necesita un complemento de sangre para obtener las proteínas necesarias para la maduración de sus huevos. El mosquito no solo pica a los humanos, sino que, según sus preferencias, puede picar a aves, animales domésticos como perros y gatos, e incluso serpientes. Algunas especies tienen preferencias específicas por ciertos tipos de fuentes de sangre y se alimentan exclusivamente de un tipo de vertebrado, mientras que otras son menos selectivas y pueden alimentarse de diversos huéspedes, en función de su disponibilidad.
Para picarnos, la hembra del mosquito posee un aparato picador-chupador compuesto de piezas bucales especializadas que les permiten perforar la piel de los vertebrados, localizar el capilar sanguíneo y aspirar la sangre una vez perforada la pared del vaso. Nos extrae aproximadamente entre 5 y 10 microlitros (de 5 a 10 millonésimas de litro) de sangre en unos pocos minutos.
¿Por qué sus picaduras nos pican y nos producen ronchas?
Cuando una hembra de mosquito pica, su trompa penetra primero en la epidermis, luego en la dermis de la piel en busca de un capilar sanguíneo donde va a aspirar sangre. Durante estas dos fases, inyecta saliva que contiene sustancias anestésicas para que la picadura pase desapercibida y moléculas anticoagulantes para fluidificar la sangre en su trompa.
La saliva contiene cientos de proteínas y algunas provocan una reacción inflamatoria que se traduce visualmente por una roncha y picazón, pudiendo llegar hasta reacciones alérgicas en algunas personas. Esta roncha de unos pocos centímetros de diámetro aparece unos minutos después de la picadura y puede picar durante varios días. La hinchazón puede durar más tiempo, hasta 7 días. Las reacciones varían en función de la especie de mosquito, pues la composición de la saliva es diferente, y de una persona a otra, ya que la sensibilidad individual a la reacción de la picadura no es idéntica en todos.
Esta sensación de picor es una respuesta de defensa natural de nuestro cuerpo ante la agresión física de la picadura y contra la saliva del mosquito, que es reconocida como una sustancia extraña por el sistema inmunológico de la piel. Es la reacción inflamatoria de nuestro cuerpo la que desencadena el picor, el enrojecimiento y la hinchazón alrededor de la zona de la picadura. Las células inmunitarias de la piel, los mastocitos y los basófilos, se activan en presencia de ciertas moléculas salivales y en respuesta liberan histamina y otros mediadores inflamatorios.
La histamina tiene varios efectos fisiológicos, provoca un aumento del diámetro y la permeabilidad de los vasos sanguíneos, lo que causa un edema: la roncha del mosquito. También estimula las fibras nerviosas en la piel, lo que provoca el picor y la necesidad de rascarse. Rascarse proporciona un alivio temporal al picor al alterar la forma en que nuestro sistema nervioso percibe las sensaciones. Cuando nos rascamos, estimulamos las terminaciones nerviosas ubicadas cerca de la zona que pica. Estas terminaciones nerviosas transmiten diferentes tipos de mensajes sensoriales, como presión o dolor. Al activar estas terminaciones nerviosas, rascarse crea nuevas sensaciones que enmascaran la sensación de picor, proporcionando así un alivio temporal.
Para evitar las picaduras de mosquitos, la mejor estrategia es protegerse usando ropa de colores claros, holgada y cubriendo el cuerpo, así como utilizando repelentes en la piel o la ropa. Las mosquiteras en las ventanas evitan que los mosquitos entren en las casas. También es crucial eliminar aguas estancadas donde los mosquitos ponen sus huevos, vaciando los platos bajo las macetas y cubriendo los depósitos de agua de lluvia. Dado que una hembra de mosquito puede poner un centenar de huevos en cada ciclo (aproximadamente cada 6 días), evitar las picaduras ayuda a limitar la proliferación de los mosquitos, y a la inversa, reducir su proliferación ayuda a evitar las picaduras.