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¿Por qué los animales cambian de pelaje en otoño?
Publicado por Adrien, Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
Muchos animales, especialmente aquellos que viven en regiones templadas o frías, cambian de pelaje con la llegada del invierno.
Este fenómeno, conocido como "muda estacional", es una adaptación natural esencial para su supervivencia ante las condiciones invernales. Pero, ¿por qué y cómo sucede este cambio de pelaje?
Imagen ilustrativa Pixabay
Una respuesta a los cambios de temperatura
La principal razón por la cual los animales cambian de pelaje en otoño está relacionada con la preparación para las temperaturas más frías del invierno. Durante esta temporada, la capacidad de conservar el calor corporal es crucial para la supervivencia de los animales, y un pelaje más grueso, a menudo llamado "pelaje de invierno", les ayuda a mantenerse calientes.
El pelaje de verano de los animales es generalmente más ligero y fino, lo que permite que sus cuerpos regulen su temperatura cuando hace calor. Con la llegada del otoño, los días se acortan y las temperaturas comienzan a bajar, lo que desencadena señales biológicas en muchos animales.
Estas señales están en gran medida influidas por la fotoperíodo, es decir, la duración de la luz del día. Cuando la luz del día disminuye, los receptores de luz en los ojos de los animales envían una señal a su cerebro para activar la producción de nuevas capas de pelo o plumas.
El pelaje de invierno: un aislante natural
El nuevo pelaje que crece en otoño es mucho más denso que el de verano.
En muchos mamíferos, como los zorros, conejos o ciervos, este pelaje invernal está compuesto por dos capas: una capa externa de pelos largos y rígidos, que protege contra los elementos como la nieve y la lluvia, y una capa interna suave y densa, que atrapa aire y actúa como aislante para mantener el calor cerca del cuerpo.
Este sistema es particularmente eficaz para permitir que los animales se mantengan calientes sin gastar demasiada energía en mantener su temperatura corporal.
El color del pelaje
Además del grosor, algunos animales también cambian el color de su pelaje en otoño.
Imagen Wikimedia
Especies como la liebre variable (Lepus timidus) o el armiño (Mustela erminea) pasan de un pelaje marrón o gris en verano a un pelaje blanco en invierno. Este cambio de color sirve para camuflar al animal en la nieve y protegerlo de los depredadores.
El mecanismo detrás de este cambio de color también es desencadenado por la reducción de la luz del día, que influye en la producción de melanina, el pigmento responsable del color del pelo.
Una adaptación vital para la supervivencia
La muda otoñal es una adaptación evolutiva esencial.
Sin un pelaje más grueso, los animales perderían demasiado calor corporal y podrían sufrir de hipotermia. El pelaje de invierno es, por lo tanto, una estrategia natural para reducir la pérdida de calor y aumentar las posibilidades de supervivencia durante los meses más fríos.
Así, los animales cambian de pelaje en otoño en respuesta a la disminución de las temperaturas y a la reducción de la luz del día. Este nuevo pelaje más grueso y, a veces, más claro, les ayuda a protegerse del frío, ahorrar energía y, en algunos casos, camuflarse en su entorno invernal.