Por qué tu hijo hace trampas y lo que esto revela 🧠

Publicado por Adrien,
Fuente: The Conversation
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El juego, un terreno propicio para pequeñas trampas, a veces genera inquietudes. Cuando un niño hace trampas, los adultos se preguntan: ¿es un comportamiento trivial o el comienzo de un problema más serio? Pero, ¿qué dicen los especialistas en desarrollo?

Hacer trampas, aunque preocupante para algunos, es frecuente e incluso universal en los niños pequeños. Un ejemplo destacado: investigadores han descubierto que casi todos los niños de cinco años, dejados solos con la consigna de no mirar dentro de una caja, echan un vistazo prohibido. Este comportamiento revela mucho más que una simple falta.


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Hacer trampas implica habilidades complejas, como ponerse en el lugar del otro o imaginar lo que podría estar pensando. Estas capacidades aparecen desde la infancia y se perfeccionan con los años. En este sentido, los primeros actos de trampa marcan una etapa en el desarrollo cognitivo de los niños.

En la escuela, las trampas evolucionan. Si los niños pequeños engañan por juego, los adolescentes adoptan métodos más sofisticados: copiar de Internet, compartir respuestas o esquivar las reglas de colaboración. Un estudio estadounidense revela que el 75 % de los estudiantes de secundaria admiten haber hecho trampas al menos una vez en un año. Pero sus motivaciones son diferentes: algunos buscan ayudar a un compañero, mientras que otros quieren evitar malas calificaciones.

El papel de las tentaciones es clave. Los niños son más propensos a hacer trampas si lo que está en juego es importante, como en un juego con un gran premio como recompensa. Además, las presiones académicas y sociales refuerzan este comportamiento, mientras que el riesgo de ser descubierto puede disuadir a algunos.

Las diferencias de género y de contexto social añaden otra dimensión. Un estudio demostró que los niños hacen trampas con mayor frecuencia que las niñas en juegos con dados. Sin embargo, las niñas estarían más motivadas por el miedo a perder, mientras que los niños se sienten igualmente atraídos por las ganancias y por evitar las pérdidas.

¿Cómo pueden los adultos limitar las trampas? Fomentar conversaciones abiertas es una opción. Explicar por qué hacer trampas perjudica a todos, en lugar de centrarse solo en el castigo, resulta eficaz. Reducir la presión asociada al rendimiento académico también es esencial para prevenir comportamientos desviados.

Dar el ejemplo es igual de importante. Los estudios muestran que los adultos honestos influyen positivamente en los niños. Por ejemplo, no mentir, ni siquiera como una broma, puede prevenir comportamientos indeseados en los más jóvenes.