El Reino Unido ha alcanzado un hito importante en el ámbito de la defensa militar con el éxito del primer disparo de su cañón láser "DragonFire" contra objetivos aéreos, marcando un punto de inflexión en la modernización del armamento británico.
Este sistema de arma de energía dirigida, desarrollado por el Laboratorio de Ciencias y Tecnologías de la Defensa (DSTL) en colaboración con industriales como MBDA, Leonardo y QinetiQ, representa un avance tecnológico significativo. Con una potencia estimada de 50 kW, DragonFire ofrece una precisión y eficacia sin igual, capaz de golpear una moneda a un kilómetro de distancia.
El DragonFire en acción
La prueba, realizada en el campo de tiro de las Hébridas del Ministerio de Defensa, demostró la capacidad del DragonFire para comprometer objetivos aéreos a distancias relevantes. El ejército y la marina real planean, a largo plazo, incorporar esta tecnología en sus futuras capacidades de defensa aérea.
El sistema de armas DragonFire es el resultado de una inversión de £100 millones del Ministerio de Defensa y la industria. El Secretario de Defensa, Grant Shapps, destacó el potencial revolucionario de estas armas avanzadas, que podrían reducir la dependencia de municiones costosas mientras minimizan los riesgos de daños colaterales.
Una de las principales ventajas de DragonFire radica en su bajo costo de operación, menos de £10 por disparo, comparable al costo de funcionar un radiador doméstico durante una hora. Esta eficiencia económica lo convierte en una alternativa a largo plazo y de bajo costo frente a los misiles para ciertas misiones.
Las pruebas recientes de DragonFire también han demostrado la capacidad del sistema para seguir con gran precisión objetivos aéreos y marítimos en movimiento a distancia. El Ministerio de Defensa anunció recientemente su intención de financiar un programa de varios millones de libras para transferir esta tecnología del entorno de investigación al campo de batalla.