Una estrella enana roja revoluciona los modelos actuales de formación planetaria al albergar un gigante gaseoso. Este descubrimiento cuestiona nuestros conocimientos sobre el nacimiento de los planetas alrededor de las estrellas más pequeñas.
Los gigantes gaseosos como Júpiter son comunes alrededor de estrellas similares al Sol, pero extremadamente raros alrededor de enanas rojas. Estas estrellas, menos masivas, disponen de menos materia en su disco protoplanetario, lo que limita teóricamente la formación de planetas grandes. Sin embargo, TOI-6894b, un planeta más grande que Saturno, orbita alrededor de una enana roja veinte veces menos masiva que el Sol.
Representación artística de la enana roja TOI-6894 y su planeta gigante en órbita. Crédito: University of Warwick/Mark Garlick
El equipo de Edward Bryant de la Universidad de Warwick identificó TOI-6894b gracias al satélite TESS de la NASA. Las observaciones complementarias con los espectrógrafos ESPRESSO y SPIRou permitieron confirmar su masa y tamaño. Este descubrimiento, publicado en Nature Astronomy, plantea preguntas sobre los mecanismos de formación planetaria.
Dos teorías principales intentan explicar la formación de gigantes gaseosos: la acreción del núcleo y la inestabilidad del disco. La primera supone la formación de un núcleo sólido que atrae gas posteriormente, mientras que la segunda implica un colapso directo del disco protoplanetario. Ninguna parece explicar completamente la presencia de TOI-6894b alrededor de una estrella tan poco masiva.
TOI-6894b orbita muy cerca de su estrella, completando una revolución en 3,37 días. A pesar de esta proximidad, su temperatura atmosférica sigue siendo moderada, alrededor de 147°C, debido al escaso calor emitido por la enana roja. Esta particularidad la convierte en un objetivo ideal para estudiar la química de las atmósferas exoplanetarias.
El telescopio espacial James Webb podría pronto desvelar el misterio de TOI-6894b. Se ha aceptado una propuesta de observación de su atmósfera, con el objetivo de detectar moléculas como metano o amoníaco. Estos datos podrían indicar si el planeta se formó por acreción del núcleo o por inestabilidad del disco.
Las enanas rojas representan el 75% de las estrellas de la Vía Láctea. Incluso si solo el 1,5% de ellas albergan gigantes gaseosos, según estimaciones científicas, esto representa potencialmente millones de planetas similares a TOI-6894b. Este descubrimiento abre por tanto nuevas perspectivas en la búsqueda de mundos extrasolares.
¿Por qué son tan interesantes las enanas rojas para la búsqueda de exoplanetas?
Las enanas rojas son las estrellas más numerosas de la galaxia, ofreciendo un vasto campo de estudio para los exoplanetas. Su baja luminosidad facilita la detección de planetas en tránsito, como TOI-6894b.
Estas estrellas tienen una larga vida útil, permitiendo que la vida se desarrolle en escalas de tiempo inconmensurables. Es simple, se estima que ninguna enana roja ha llegado aún al final de su vida desde el Big Bang. Sin embargo, su intensa actividad magnética puede hacer que los planetas circundantes sean menos habitables.
El descubrimiento de gigantes gaseosos alrededor de enanas rojas amplía nuestra comprensión de la diversidad planetaria. Muestra que planetas masivos pueden formarse en entornos antes considerados desfavorables.
Las enanas rojas seguirán siendo un objetivo privilegiado para telescopios como James Webb, que podrán estudiar en detalle sus planetas y atmósferas.